La Nueva España » Cartas de los lectores » Una interpretación meteorológica de la crisis

Una interpretación meteorológica de la crisis

24 de Septiembre del 2011 - José Manuel Fueyo García (Gijón)

Por mor de la crisis, uno lleva ya demasiados años sometido y sumergido a su pesar en las pulsiones de la información económica global. Información, amplificada exponencialmente cada día al albur de sus múltiples interpretaciones, sesgada al socaire de la defensa de ignotos intereses, pigmentada al través del color de la lente ideológica y/o metodológica correspondiente, elevada, en definitiva, a lo esotérico, por la jerga gremial de miríadas de economistas, analistas, periodistas y demás especialistas.

Atrapado en tal marasmo, y sorprendido en mi ingenuidad por la inanidad de las medidas arbitradas por políticos y gobernantes con el concurso, se supone, de los antes aludidos, uno no echa tanto en falta un leitmotiv (a fin de cuentas la codicia y la estupidez humanas), como un discurso científico-técnico comúnmente aceptado, a la manera de los propios de las ciencias naturales, susceptible, si no de ofrecer respuestas universales y eternas, adecuado al menos para avanzar paulatinamente en el conocimiento de las crisis económicas.

Sin más ánimo que el divertimento, prescindamos de unos razonamientos epistemológicos que sólo alumbrarían mi propia ignorancia –natural como social–, para convenir en el hecho de que asistimos al luctuoso suceso económico de turno (caídas bursátiles, quiebras bancarias, rescates financieros, incrementos de la prima de riesgo), con la misma impotencia que ante un fenómeno meteorológico catastrófico (ciclones, tornados, sequías, inundaciones), frente al cual sólo cabe un alejamiento físico, un poner tierra de por medio, que encuentra su correspondencia económica en la compra de oro y/o deuda de los países distantes de la catástrofe, cuando no en la mera fuga de capitales del área afectada.

A partir de esta convención, por qué no establecer una sistematización, un corpus teórico, que asimilara, por ejemplo, masas de aire (tropical/polar) con zonas económicas (desarrolladas/subdesarrolladas), con sus correspondientes mutuas y múltiples subdivisiones y gradaciones. Las masas económicas así configuradas dirimen a diario su mayor o menor influencia, poder y extensión superficial, en unos frentes que son los distintos e innumerables mercados y bolsas, donde recursos, activos societarios y pasivos estatales individualizan los centros de acción que se mueven al alza o a la baja, como lo hacen anticiclones y borrascas.

El encadenamiento de sucesivos corolarios no puede ignorar la razón última, la fuente de energía, que origina y mueve el sistema: si ésta es el magnetismo solar en el sistema meteorológico, por razones aún no bien conocidas, esta función juegan el dinero y el crédito en el económico por razones de sobra conocidas. Si ante un desmesurado incremento de energía, nada podemos hacer en el caso del magnetismo solar, obvia decir que al contrario en el del crédito, donde la reducción correspondiente se viene denominando quita en la jerga gremial. El mundo natural se inclina en cambio por el concepto extinción.

Cartas

Número de cartas: 46053

Número de cartas en Septiembre: 157

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador