El primer hombre al que amé
Recordatorio. La esperanza es el único bien común entre todos los seres. Quienes todo lo han perdido, la poseen aún.
Tales de Mileto
Ayer hicimos «zapeos» por ciertos canales de comunicación y la «cosa» estaba que ardía. Tanto, que ante semejante atiborramiento decidimos apagar el invento, aislándonos en nuestra reducida salita de lectura. Y en ella estuvimos echándole una ojeada –una más– a «Donde el corazón te lleve», novela de la italiana Susanan Tamaro, escritora que con su sensibilidad, a nosotros nos tiene conquistados. Hojeamos, asimismo, «Nací griega», de otro ser que nos chifla: Melina Mercuri. Cómo no nos va a encantar: «Nosotros colaboramos con quienes tienen los fusiles, los tanques, los aviones, las bombas», dice Melina en unos de los párrafos de «Nací griega». Y en otro: «El primer hombre al que amé se llamaba Epicuro. Amaba a sus hijos y se preocupaba de ellos. Sentía pasión por mí. Hizo que mi niñez fuese muy dichosa. Él era mi abuelo».
Y como no hay dos sin tres, repasamos la entrevista que a Isabel Allende le hizo Ima Sanchís, trabajo que venía en uno de los «magazines» que semanalmente (domingo a domingo) acompaña a nuestro periódico.
–La muerte de su hija Paula fue muy catártica para usted.
–Me di cuenta de muchas cosas. Si no pude salvar a mi hija de la muerte, no puedo salvar a nadie de nada...
Ayer, a las 20.15 horas, hemos estado con esas tres escritoras. Mejor compañía que la de las mujeres no existe. Al menos, para el arriba firmante. Despedida y cierre. Tened un buen día.
Érase una vez.
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