Oposición y zona rural
Avalado por el sentido común y el clamor de los vecinos de la zona rural y de otros, deseosos de integrarse en ella, el señor alcalde prometió en su campaña electoral reducir a mil metros la parcela mínima edificable en estos lugares. Hoy se permite construir vivienda unifamiliar en 2.500 (no abundan estas parcelas), 5.000 y 10.000 metros cuadrados.
Proclamado alcalde, su grupo llevó el día 7 a la Comisión de Urbanismo la propuesta, siendo rechazada. LA NUEVA ESPAÑA del 8 de septiembre informaba del resultado: «La oposición tumba la propuesta del PP de potenciar la construcción en la zona rural». Al respecto, no están de más algunas apostillas.
La oposición utiliza regularmente a los vecinos de la zona rural para atizar al Alcalde alegando abandono, sin percatarse, a lo que parece, que apenas existen boñigas por los caminos y las sebes son más espesas. Evidencia de la agonizante situación. Los tiquismiquis son necesarios, pero mucho más apostar por la profunda transformación revitalizadora.
La oposición ha tenido la oportunidad de adherirse a la propuesta, pero ha rehusado sin pensar en los vecinos y en la economía. Algo se habló de aumentar la superficie que pueda albergar parcelas de 2.500 metros y, faltaría más, del daño que éstas originen al medio ambiente. Total, nada. Vuelta a esperar. En Galicia dicen: «dale tramilla», el clásico: «largo me lo fiáis» y en la esfera del viejo reloj de pesas se lee: «tempus fugit».
El señor Alcalde ha pillado a la oposición y la venganza la padecen los vecinos que pagan el pato en todas las vertientes. a) reponiendo a sus expensas los daños de las piaras de jabalíes y otras alimañas; b) abonando multas, en el mejor de los casos, por matar alguno de estos bichos; c) contribuyendo, para más inri, a las retribuciones de quienes prefieren asilvestrar las zonas a regenerarlas; d) espantando la compra-venta para construir con orden en beneficio de parroquias, vecinas, de Oviedo capital y del propio Ayuntamiento, que no están los tiempos para dar largas cambiadas a la economía.
Se citó el medio ambiente, vamos con él. Desde que la momia del padrecito Lenin dejó de emitir efluvios, sus huérfanos se asieron a este dios para seguir viviendo como misioneros temidos y progresistas de una doctrina buena en su concepción y deformada en el desarrollo por la burocracia. Prima la naturaleza sobre las personas. Y la fauna salvaje puebla montañas en detrimento del ganado productivo y amenaza los poblados. La frescura de las majadas desaparece. ¿Es esto lo que pretenden inmovilizando la zona rural? Pero observemos su conducta. Sermones, legalismos y sanciones son para los demás. Los edificios en los que viven destrozan prados y siendo copartícipes del daño que combaten, ni se inmutan al entrar en el portal de sus casas. Lo importante es el voto.
Giro el periscopio y siento en mí la puñalada que los indecorosos chiringuitos asestan al ¿medio ambiente, a la sensibilidad? y al corazón noble de la Ciudad, convertido en poblado marginal durante las fiestas de San Mateo y pienso: estos predicadores no son creíbles.
Me he permitido escribir teniendo presente a toda la zona rural del concejo, pero en particular a Sograndio, tan próxima y olvidada. Y por eso pido al señor Alcalde que, si dio un vuelco a Oviedo capital, intente hacer lo mismo con su concejo. Y que los grupos políticos remen unidos para desatascar las aspiraciones de estos vecinos.
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