Nunca llovió que no parase
Recordatorio. El tiempo cambia, la pasión permanece...
Diot Roux
Existen innumerables toques, vamos, «piedras de toque». Verbigracia, tañidos de las campanas o de ciertos instrumentos con lo que se anuncia alguna cosa: toque de ánimas, toque de diana; pruebas, exámenes o experiencias generales que consisten o estriban algún acontecimiento... Ahora mismo estamos de pleno en una de esas «cosas». ¿O no? Mas a lo que el arriba firmante quería ir, reiterándonos, es al «toque» futbolístico. O sea, al estilo de juego que consiste (como todas/os sabéis) en pasar muchas veces el esférico entre los jugadores de un equipo a la espera de que, de manera casi natural, se le descubran huecos en la defensa contraria. Lo empezó a poner en práctica el Barcelona de Cruyff en 1988. Desde entonces ya llovió... En estos instantes (20.51 horas, exactamente de ayer), «La tacita» se desmarca por el lateral izquierdo, chupinazo y ¡goool...! Ahora mismo el árbitro pita el final de este partido. Despedida y cierre, queridos lectores, con tristeza por lo que le ha «sucedido» al Sporting el otro día. Mas nunca llovió que no parase... Érase una vez.
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