La Nueva España » Cartas de los lectores » ¿Sobra el Senado?

¿Sobra el Senado?

4 de Octubre del 2011 - José Antonio Gutiérrez González (Piedras Blancas)

No solamente sobra el Senado, sino también todas las diputaciones. En éste nuestro país, que económicamente se está sumergiendo más cada día que pasa, hacen falta políticos que actúen fundamentalmente en y por el bien de todos los ciudadanos sin excepción. Porque, por poner un ejemplo, no se puede rebajar el nivel de la educación y la sanidad con la excusa de que no hay dinero y al mismo tiempo continuar derrochando fondos en organizaciones vanas e improductivas. Está muy generalizada la opinión de que en España no se necesitan ni el Senado ni las diputaciones, entre otros organismos de realce.

Al menos cuanto antes, si no se llega a la supresión, sí debiera hacerse en el Senado una profunda poda económica, sin por ello desvirtuar la función de «representación territorial» para la que ha sido creado, según puede leerse en el texto de nuestra Constitución. Sin salirnos de esta legislatura, esta alta institución ha vuelto a evidenciar su absoluta inutilidad a la vez que el intolerable despilfarro que supone mantenerla en pie con la cascada de sueldos, viajes, dietas, comidas y otras prebendas que disfrutan sus señorías.

Puede decirse que no ha habido ningún presidente de Gobierno que al menos no haya planteado la necesidad de la reforma de esa Cámara. Desde los primeros tiempos ya quedó bastante claro que los constituyentes no habían encontrado la fórmula para darle un mayor contenido que debería canalizar eficazmente las gestiones que afectan a la organización territorial del Estado.

Hace unos días, el presidente Zapatero ha comparecido en el Senado para iniciar así la maratón de despedidas que le espera de aquí al 20-N. «No hemos alcanzado el objetivo de la reforma del Senado», declaró como sintiendo aflicción por ello. Pero, presidente, de nada sirve ahora a dos meses escasos de las generales cuando en ocho años de gobierno no ha hecho nada significativo para su logro. Rodríguez Zapatero en su alegato final parecía, no obstante, sentirse ufano de pasarle el marrón de la reforma al próximo inquilino de la Moncloa, que él barrunta quién puede ser.

Por ello, en virtud del espíritu ahorrativo que nos está bloqueando, consideramos que muy bien se podría empezar por la reducción del número de sus señorías en la Cámara alta, que actualmente consta de 264 miembros, porque cada uno de ellos cobra mensualmente 3.126 euros, más otras rentabilidades como son primas por pertenencia a comisiones, teléfonos móviles, tarjetas, etcétera.

La reforma, pues, está bien clara: rebajar el número de senadores. Dos por provincia, insulares incluidas; uno por Ceuta y otro por Melilla. En total podrían suprimirse al filo de 128 escaños, con un ahorro de varios cientos de miles de euros.

En EE UU, un país con casi diez veces la población de España, donde el Senado es una fuerza política de primera magnitud y con unas funciones de representación muy superiores a las que en nuestro territorio asumen sus señorías, el total de senadores es de 100, o sea, dos por cada Estado.

Una reforma como la que se esboza ahorraría a España una cantidad de euros muy estimable, sin tener que hacer recortes en educación y en sanidad y, lo que es mejor, sin siquiera eliminar puestos laborales, que ésa es otra. Entendemos, pues, que los partidos políticos debieran ser los primeros en dar ejemplo de austeridad y ordenación, proponiendo esta clase de soluciones económicas. Por tanto, como ciudadano decepcionado, permítaseme no creer en las promesas de los políticos ni en campaña electoral de no tocar el gasto social bajo ningún concepto, pues observo que en aquello que les afecta directamente a ellos o a sus bolsillos no hacen gestos positivos en favor de la ciudadanía.

Y, además de todo lo expuesto sobre el Senado, podríamos añadir más ahorro con la eliminación de diputaciones, delegaciones y subdelegaciones, etcétera. Esta recalcitrante crisis nos está proporcionando una excepcional oportunidad de reconducir lo que en su día pudiera haberse ejecutado de buena fe, pero que con el paso del tiempo, como tantas veces sucede, ha ido resaltando negativamente los defectos.

O, quizá, vista la crisis económica y la desgana que demuestran tener nuestros políticos por ciertas reformas que no les favorecen a ellos, haya llegado el momento ideal de que, más que lavarle la cara al Senado, fuera más beneficioso para toda la sociedad suprimirlo.

Total, ¿para qué darle más vueltas?

Cartas

Número de cartas: 46053

Número de cartas en Septiembre: 157

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador