Un Gobierno bicéfalo, agónico
Lo es el nuestro, que pasará a mejor o peor vida el 20 de noviembre, que es fecha memorable e histórica –triste para unos y alegre para otros– por sus famosas e históricas defunciones políticas. Ahora lo va a ser de toda una legislatura que también pasará a la historia como la peor desde la Transición. Un Gobierno bicéfalo con todo el desmadre político y económico que vivimos, ya no se sabe quién gobierna realmente, si Zapatero o Rubalcaba. Éste, de la noche a la mañana, cuando otros colegas, como la Chacón, ya se veían en la Moncloa, he aquí que irrumpe impetuoso y arrollador y prácticamente se hace con el mando en plaza. Arrincona a Zapatero, acogota a los demás barones y posibles candidatos a gobernar, atrae astutamente a los «indignados», gira 180 grados más a la izquierda y se lanza como un toro bravo a la conquista del poder, dejando al que fuera su amigo y valedor sin plumas y cacareando. He aquí un ejemplo más de que en la política todo vale y de que en ella predomina el juego sucio, las cartas marcadas, y de que los tahúres suelen ganar siempre la partida.
La partida que tiene ganada Rubalcaba, por el momento, es la de la sucesión del «extinto» Zapatero, después de dejar en la cuneta de Ferraz a La Chacón y a alguno más que no lo insinuó, como la susodicha, que quedó luego con dos palmos de narices. Y narices tiene cómo Rubalcaba, en unas primarias muy suyas y muy personales, se erigió único candidato a la Presidencia del Gobierno. Ésta ya es otra partida que se jugará el 20-N, y aquí la baza la decidirán las urnas. Lo que de ellas salga nos dirá si España sigue precipitándose hacia el abismo o si bien comienza a alejarse de él. Rubalcaba y Rajoy lo determinarán en su partida. Su duelo político, entonces y después, no va a ser a primera sangre, sino a muerte.
Y mientras tanto este carpetovetónico país, con un Gobierno bicéfalo, desorientado, a la deriva, sigue en coma, con respiración asistida. ¿Volverá a recobrar su salud económica y política? A partir del 20-N lo vamos a ver.
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