La tala de cedros y la Barrera del sonido
SALAS: La gallina más cara de Claudio. Una pita suelta en su bar-tienda le cuesta una multa de 600 euros, anunciaba en el sumario LNE del 12. Mal empezábamos, pero era solo el aperitivo, dosificadamente amargo, para ir haciendo boca para el plato fuerte que se nos servía en la p.16, Malestar en Infiesto por la tala de cedros.
Asturias, paraíso del disparate. Entre tanto, los de Foro muy ocupados, al parecer, en reinventar el Lampedusa de cambiarlo todo para que todo siga igual. Sigue el goteo de nombramientos para ocupar hasta el último alveolo de esa fantástica colonia de coral que la administración socialista fue desarrollando, a lo largo de tres décadas, para cobijar tantos miles de cangrejos ermitaños con carné.
Ya tenemos director general de política lingüística, para que una burocracia paleta, cara y descarada se divierta con el monopolio de cambiarnos a su antojo los nombres de los pueblos (Les Fuentes, Santi Tumá). Ya tenemos dirección forista de la biodiversidad y de los recursos paisajísticos. Algo tendrán que ver, digo, con la biodiversidad los animales de Salas, la pita suelta y el inspector que la multó. Entendida la animalidad en sentido aristotélico que, incluyendo a los políticos (zoón politikón), no deja fuera tampoco a la alcaldesa de Infiesto. Pura filosofía de COU, sin la más remota sombra de animus iniuriandi. Están las sensibilidades a flor de piel y hay que andar con pies de plomo.
A no ser que se trate de abatir cedros del Líbano (como los del parque de Infiesto), que para eso están las motosierras de la Mancomunidad del Oriente. Y casi sale gratis y ya puede salir el camión de la basura sin hacer maniobra (o casi). Ya tendrán listo el decreto los del Foro, en la dirección del ramo, para reconocer el valor paisajístico de Dª Carmen Barrera, flamante alcaldesa socialista de Piloña, que se estrena talando, con nocturnidad y un par, cuatro cedros centenarios.
Con qué desabrido estruendo caen, en el crepúsculo, / los robles que abaten para la pira de Hércules. No le sonarán estos versos a la Sra. Barrera, pues con la traducción se pierde la rima y la alcaldesa solo lee a Victor Hugo en el original. La famosa barrera del sonido. Y la pita a la cazuela, que ni siquiera era de calella. Para Madame de la Barrière, la motosierra de oro. Y mutis por el Foro. Que lo que sobran son cedros en Asturias. Y Arces y Alcornoques para dirigir la política forestal (pero sin barreras, por favor).
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