Una reflexión sobre el Niemeyer
Asistimos estupefactos a la enorme polémica generada por los políticos en torno al futuro (y al presente) del Centro Cultural Niemeyer de Avilés.
Vaya por delante que no seríamos justos si pensásemos que Avilés no tiene derecho a un equipamiento cultural. Pero la megalomanía de los políticos les ha llevado a hacer un monstruo que si no se le pone remedio terminará por comérsenos a todos.
Ya tenemos el antecedente del renombrado proyecto cultural en Gijón de La Laboral. Se inició el proyecto a todo bombo y, pasados unos pocos años, hemos visto que la mala gestión económica y cultural de ese centro lo ha dejado en la indigencia, mucho antes de que cambiase el gobierno de la comunidad. Pero claro, aquello no podían airearlo y se pasó por encima dejándolo de tapadillo.
Ahora, una vez más, tratan de cegarnos y vendernos algo que estoy seguro de que muchos ya entendemos, que no es de razón poner en tela de juicio.
Todas estas discusiones creo que se cortarían más bien pronto y nos dejarían a todos mucho más tranquilos si de una vez nos dijesen cuánto dinero nos ha costado a los asturianos estos pocos meses que han pasado desde que se inauguró el centro de Avilés.
Y tampoco nos vendría mal que nos digan cuánto nos va a costar a corto plazo, según las previsiones de las lumbreras que lo gestionen. Con sólo ese dato estoy seguro de que tanto los políticos ahora en el Gobierno como los ciudadanos nos quedaríamos mucho más tranquilos.
Porque si entre todos hemos pagado un equipamiento excesivamente caro, construido con el solo propósito de que quienes desde el principio han pretendido asegurarse un sillón lo consigan, teniendo además licencia para gastar una cantidad excesiva de dinero de todos, lo mejor será apartarlos y dejarles que se pudran a la orilla del camino.
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