Al concejal de Cudillero Peter Lenz
He leído sus declaraciones en LA NUEVA ESPAÑA. Con ellas me indigna porque desprecia a los españoles y españolas comparándolos con sus compatriotas alemanes. No vea aquí una crítica por su condición de extranjero; nada más alejado de la realidad y de mi intención. Los asturianos somos muy buenos anfitriones con los emigrantes; tal vez porque lo fuimos. Como usted, legítimamente, se ha presentado y ha sido elegido democráticamente concejal de un municipio asturiano en representación de sus ciudadanos, y como político que es, y como tal sujeto a las críticas, me permito hacerle las siguientes consideraciones:
1ª.–Me molesta el menosprecio con que trata a los españoles y españolas. No somos, como usted manifiesta, faltos de educación, poco serios, deficientes en estudios y de escasa formación profesional. Somos tan buenos y tan estudiados y estudiosos como puedan serlo los alemanes –incluso más– y probablemente más educados pues no nos atrevemos a hablar mal de los que nos acogen y nos dan de comer.
2ª.–El enchufismo, corrupción, nepotismo, prevaricaciones, enriquecimientos que usted denuncia existirán, por desgracia, tanto en España como en Alemania; y si está tan seguro de ellos, acuda inmediatamente a ponerlo en conocimiento de la justicia; no sea usted cómplice o encubridor, que tal parece que lo es, dada la rotundidad de sus afirmaciones. Y si no es así, no empuerque sin pruebas; sea usted honesto.
3ª.–Los españoles y españolas no somos vagos; no sólo en Alemania te piden ser productivo. ¡Ah! Y los que trabajamos en oficinas estamos tantas horas trabajando como lo harán sus compatriotas, o más. No nos menosprecie, por favor.
4ª.–Dice usted que aquí se hacen leyes a lo tonto. ¿No le parece muy fuerte? ¿Por qué y con qué título desprecia al Parlamento español y a sus legisladores, entre ellos a los de su propio partido? ¿Tiene usted, concejal por el Partido Popular, algún resentimiento contra el sistema político español?
5ª.–Lo que ya es el colmo de la desvergüenza es que nos diga: Lo que tienen los alemanes de más falta aquí. Usted sabrá a qué se refiere. No creo que tenga usted un complejo de inferioridad y se exprese de tal guisa. De todos modos, los españoles y las españolas estamos muy bien dotados. Pero, aun así, está usted equivocado una vez más. Además, y, en otro orden, mire usted: en los últimos años, su Alemania protagonizó en la Historia mundial tres hechos negros, negrísimos como el carbón, y se lo dice una de las Cuencas: dos grandes guerras y un holocausto que costó la vida a millones de judíos. ¿Qué le parece? ¿Cree que es para vanagloriarse?
6ª.–Habla usted de que los funcionarios no cumplen sus obligaciones y trabajos públicos. Yo no soy funcionaria, pero todos los días tengo que acudir a la Administración y le puedo asegurar que la mayoría son muy cumplidores y muy eficientes, pero ¿usted de qué va? ¿Le parece adecuado que un concejal hable así de sus funcionarios? Es usted, Peter Lenz, un prepotente. ¿Y qué me dice cuando manifiesta que las subvenciones de Bruselas se desvían a algún bolsillo? Denúncielo en los tribunales y a las autoridades competentes y no sea maldiciente. Cómo se nota que habla mal español y lo entiende peor.
Permítame, Peter, que le dé un consejo, a usted, que vive de sus clientes. No es bueno dedicarse a la política cuando dependemos de los clientes. Los clientes son de todas las ideologías; ya sabrá usted lo que pasa cuando no se apoya políticamente a los ganaderos y a los cazadores de su concejo; el negocio se resiente.
Y, por último, le pido que no llame, en una cafetería y en voz en grito, a los españoles tercermundistas (hay testigos), entre otras hazañas suyas que, de momento, me callo.
Auf Wiedersehen.
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