«Míster Depende»
La escena es fácilmente imaginable:
–¿Sube o baja, señor mío?
–Eso depende de quién lo pregunte, de la intención con que se haga la pregunta y de las circunstancias en las que usted y yo nos encontremos en este momento, amigo.
Ésta sería, presumiblemente, la respuesta del señor Rajoy a la pregunta del vecino con el que cruzó sus pasos en la escalera comunitaria del inmueble que ambos ocupan. Él es así: inseguro ante lo repentino, confundido ante lo real y refractario al compromiso, sin que ello tenga nada que ver, como algún malintencionado pudiera pensar, con su distinguida oriundez galaica. Y tanto es así que ya comienza a ser conocido entre la ciudadanía de este país por el sobrenombre de «míster Depende».
Depende es la palabra que mejor define al candidato del PP. Utiliza el «depende» para no decir ni sí ni no al mantenimiento de la congelación de las pensiones; utiliza el «depende» para no afirmar ni negar la continuidad del recorte salarial de los funcionarios o el impuesto sobre el patrimonio, remitiéndose para conocer estas cuestiones al futuro programa electoral del partido, mientras su vicesecretario de comunicación, González Pons, se compromete por su cuenta y riesgo a no congelar las pensiones y el señor Montoro dice que el impuesto sobre patrimonio «se lo van a quedar dos años». No me sorprende tal diversidad de criterios cuando tengo la certeza de que el programa electoral al que se refiere el señor Rajoy sólo contendrá una propuesta de gobierno concreta y verificable: «La culpa de todo la tiene la herencia recibida de los socialistas, una herencia muy difícil de gestionar».
Hace poco más de un mes que publiqué una carta en este mismo diario (LA NUEVA ESPAÑA 04-09-2011) en la que preveía la posibilidad de que mucha gente comenzara a pensar que era preferible tener como presidente del Gobierno al señor Rubalcaba, hombre decidido a sacar a España de la crisis económica manteniendo su total compromiso con el Estado de bienestar, que al señor Rajoy, de quien señalé entonces su alejamiento de la realidad, su ausencia de compromiso en la lucha contra la crisis y su falta de criterio a la hora de abordar los problemas económicos y sociales del momento actual, a lo que cabría añadir ahora su escasa convicción en el mantenimiento de la educación y la sanidad públicas.
Creo que comienza a producirse ese cambio en la intención de voto con vistas al proceso electoral del próximo día 20-N. La lista de los políticos más valorados, al frente de la cual se sitúa a Alfredo Pérez Rubalcaba con 4,47 puntos (encuesta de Sigma Dos para el diario «El Mundo» difundida el día 02-10-2011) parece darme la razón. Algo está cambiando en el pensamiento de los españoles; algo me dice, además de la citada lista, que «quizá mucha gente comience a pensar que la estrategia política del Partido Popular no es otra cosa que un engañoso reclamo publicitario» sin propuesta alguna que ofrezca la menor solución a los problemas de este país. Desde luego, «míster Depende» no está siendo percibido como el presidente que necesita España para el próximo futuro.
Es lo que pienso: que quizá mucha gente está empezando a pensar...
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