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La basura en nuestros pulmones

24 de Diciembre del 2011 - Antonio Muñoz Álvarez

La reciente noticia de que Oviedo supera en siete el máximo de media anual marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para medir la calidad del aire para que no sea perjudicial para la salud, unida a las prisas por licitar la macroincineradora prevista por Cogersa, despierta la conciencia regional sobre decisiones trascendentales tomadas sin considerar su impacto ambiental crítico.

El consorcio asturiano comenzó acumulando basura en el vertedero central y poco a poco se fueron ampliando las instalaciones con los procesos de aprovechamiento de los gases combustibles y la depuración de los líquidos que expulsan las basuras (lixiviados). El aprovechamiento energético de los gases emitidos por la fracción orgánica (por lo tanto no se emite uno de los principales gases que provocan el efecto invernadero, el metano) ha llegado a proporcionar la energía necesaria para el funcionamiento de la propia Cogersa y unos ingresos considerables para, por una parte, abaratar los costes del servicio, y por otra, vender electricidad a la red. El compostaje de restos vegetales y de estiércoles de ganado son actualmente producciones estables para el mercado agrícola y ornamental.

Se logró eliminar la totalidad de los vertederos municipales. Se consiguió unir a todos los ayuntamientos en una empresa común, y funcionó. El consorcio dispone de unas instalaciones en las que se ha invertido mucho dinero y que van respondiendo paulatinamente a las necesidades de un complejo de gestión integral de residuos de todo tipo. Sorprenden, sin embargo, los escasos resultados conseguidos en la reducción del volumen de basuras recibido y su selección sistemática en origen, separando diferentes tipos de basuras para facilitar de forma efectiva la reutilización y el reciclado. Así reza su principal objetivo: «Contribuir a la mejora global del medio ambiente asturiano a través de una correcta gestión de residuos, cumpliendo la jerarquía establecida por la normativa (fomentando, por este orden, su reducción, reutilización, reciclado y otras formas de valorización) e impulsando o desarrollando proyectos, soluciones y servicios adaptados a las nuevas necesidades, normativas y técnicas disponibles en cada momento para minimizar el impacto ambiental y maximizar la recuperación de los recursos». Y sigue. «Prevenir la contaminación ambiental, asegurando el control de nuestras emisiones, fomentando la utilización de tecnologías y procesos que minimicen el consumo de recursos naturales y la cantidad de emisiones perjudiciales, en cuanto sea posible técnica y económicamente en consonancia con el principio de mejores técnicas disponibles (MTD)». Para decidir la necesaria construcción de la incineradora ¿han cambiado los estatutos?

¿Qué impide ser competitivo y, agudizando el ingenio, lograr el aprovechamiento y la comercialización eficiente del papel-cartón (20,6 por ciento bolsa negra), maderas, textiles (10,9 por ciento b.n.), plásticos ( 10,8 por b.n.), materia orgánica (38,2 por ciento b.n.), entre otros productos? Con el tiempo y los deberes a medio hacer, llegamos a la colmatación del vertedero central motivado por el continuo aumento de los residuos producidos por habitante y año, y por la escasa reutilización y reciclaje.

En Asturias llevamos un siglo de emanaciones gaseosas industriales sin control. En enfermedades pulmonares somos líderes y en aras del progreso y del desarrollo insostenible todo se ha perdonado por el mantenimiento de los puestos de trabajo. Los ríos negros, la rías venenosas, etcétera. Al aire se vertió y se vierte de todo y siempre ha sido muy difícil cuantificar sus efectos perversos sobre la salud de los asturianos y sobre todo en lo que se refiere a la contaminación de acuíferos, suelos, praderas, frutales y animales. Se han emitido millones de metros cúbicos de gases problemáticos que se han esparcidos por miles de hectáreas, debilitando la salud de las plantas y la salud de nuestros animales, acidificando la tierra, contaminando las fuentes. Ahora quieren añadir a la enorme concentración de térmicas de la zona central, plantas de cogeneración (cada vez más) y grandes empresas industriales (Arcelor, Fertilizantes, etcétera), una incineradora de enorme impacto ambiental. Por lo tanto, tendremos que suministrar continuamente abundante combustible al monstruo proyectado y a las familias asturianas nos costará una considerable cantidad adicional de dinero a lo que ahora pagamos. Pasaremos a emitir al aire que todos respiramos sustancias que en muchos casos se desconocen, porque las basuras son diversas y cambiantes. ¿Se van a instalar filtros inteligentes para cada tipo de basura? Dudo que se hayan realizado los pertinentes estudios sobre diferentes ubicaciones y alternativas para la puesta en servicio de un nuevo vertedero y supongo que dieron como resultado un impacto ambiental superior a la incineradora.

Considerar toda Asturias como vertedero, gasificando las basuras y expulsando al aire que todos respiramos todo tipo de gases tóxicos, es muy grave, aunque las características geográficas y la climatología de Asturias sean ideales para camuflarlos. Hay días sin viento en los que se ven perfectamente concentraciones importantes de «smog» en ciudades y valles de la zona central, marrones, oscuros, nocivos. Todos esos gases pueden acabar arrastra dos por un denso orbayu a las hojas de hortalizas y árboles, frutales y forrajes para finalmente acabar en la tierra y, de ahí, al ciclo del agua en Asturias, afectando a nuestros manantiales y captaciones demasiado expuestos a contaminaciones imprevisibles. La incineración no elimina la basura sino que la extiende transformada por el aire, el agua y la tierra. Siempre ha habido leyes y normas legislativas que prohibían la comisión de gases tóxicos y el vertido de sustancias contaminantes, y los asturianos pueden juzgar su cumplimiento y eficacia hasta ahora. La eliminación de todos los riesgos es tan cara que hace poco atractivo el negocio. Las incineradoras emiten al medio ambiente cientos de sustancias tóxicas como arsénico cadmio, hexaclorabenceno, mercurio, cromo, plomo, dioxinas y furanos, hidrocarburos aromáticos policíclicos, etcétera. Provocan malformaciones, alteraciones en el sistema nervioso central y en los sistemas inmunológico y hormonal, problemas en pulmones y riñones, y cáncer, entre otros; sobre todo en ancianos y niños.

El tamaño elegido, con una capacidad para incinerar entre 400.000 y 500.000 toneladas al año, supone que para optimizar el rendimiento de la instalación se tendría que quemar prácticamente la totalidad de los residuos y asimilables (466.362 toneladas en 2008). En Suiza construyeron un complejo gigantesco que se quedó con la mitad de los hornos parados y se dedica a comprar masivamente basuras italianas para mejorar su rentabilidad. Las previsiones fallaron debido a la respuesta del pueblo suizo, que cumplió con su obligación de reducir drásticamente sus residuos (educación). En la zona de los Grandes Lagos (USA), ante los graves problemas de contaminación por vertidos que acababan con todo ser vivo acuático, se construyeron redes de saneamiento y depuradoras. La mejora fue evidente, pero se comprobaron inmediatamente las consecuencias negativas de quemar los fangos de las depuradoras en incineradoras, pues los gases producidos junto con la nieve, tapizaron con los venenos generales cientos de hectáreas y afectaron también a la vecina Canadá. Con el deshielo siguiendo el ciclo natural, los problemas volvieron a los lagos con graves consecuencias para la salud de su fauna.

Paremos entre todos los asturianos esta desdichada decisión y seamos un ejemplo de amor por nuestra tierra. Apostemos por un futuro libre de humos peligrosos.

Las construcción de la incineradora es una equivocación muy grave y cara que se puede evitar. Estamos a tiempo. Nos ahorraríamos mucho dinero y daños seguros a nuestras producciones agrarias y ganaderas, muy afectadas por las emanaciones actuales. No permitamos que la basura, de una forma u otra, acabe en nuestros pulmones.

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