Las mentiras de Isabel Pérez-Espinosa sobre el Niemeyer

En enero de 2006, los avilesinos desayunamos con la grata noticia de que para el Principado, Avilés también existe. Por fin, los socialistas se acuerda de nosotros y nos obsequian con un regalo envenenado que, a día de hoy, sigue causando angustias, aunque, si hemos de ser justos, las actuales, son desazones con el sabor de quien espera resarcirse en forma de grandes, no, de enormes éxitos futuros del Centro Cultural de Avilés que nos sitúe en el mundo de las manifestaciones artísticas en un lugar de privilegio, por encima de las miserias de algunos gobernantes mezquinos, de espíritu pequeño, que pretendieron, a Dios gracias sin éxito, dejarnos huérfanos de una iniciativa favorecedora de nuestros legítimos y bien ganados intereses.

Pero, hagamos un poco de historia fraseológica y con ella, pongamos en su sitio a quienes hoy pretenden engañarnos con artimañas que insultan nuestro recuerdo colectivo que como ciudadanos de una gran ciudad, la tercera de Asturias, tenemos y tendremos presente en todas las ocasiones que nos sea solicitado. Unas veces para responder a quienes intentan con sucias mentiras esquivar la responsabilidad de sus miserables actos y, otras, para decirles democráticamente que Avilés no olvida.

Pérez Espinosa, portavoz del PP en la Junta del Principado, fue, junto a Joaquín Aréstegui, ambos gratificados por De Lorenzo con lugares de privilegio en las listas electorales, los principales valedores de los espurios intereses del fatuo Alcalde de Oviedo quien, en un alarde de insensatez política, quiso privarnos del equipamiento cultural, no dudando para ello en enfrentar dos ciudades que hasta la fecha habían tenido un entendimiento digno de elogio.

Pérez Espinosa, aunque ahora diga que ella solo se opuso a que el Centro Cultural de Avilés fuera sede principal de los premios Príncipe de Asturias, lo cierto es que, una vez aclarado el término y la dedicación del nuevo equipamiento, esta señora trató de enfangar el asunto calificando a la operación urbanística conocida como Isla de la Innovación, de pelotazo urbanístico. Está claro que esta señora pretendía echar sobre el proyecto toneladas de materia orgánica en descomposición, actuando según indicaciones y al dictado de la voz de su amo. Con los argumentos esgrimidos, doña Isabel pretende entrar en campaña mintiendo e insultando la inteligencia y memoria de la ciudadanía de esta población. Esta señora siempre trató de llevar para Oviedo el Centro Cultural Óscar Niemeyer. No nos dejemos engañar, si hubiera tenido éxito la campaña gabiniana de acoso sobre nuestros intereses patrimoniales culturales, esta señora urdiría cualquier argumento mentiroso con tal de pescar votos en Avilés. Igual de desahogada que su compañero de partido Joaquín Aréstegui, solo que éste con el agravante de haber nacido en Avilés y ser Jefe del partido en su ciudad natal.

Este señor, por tratarlo de alguna manera, se vendió a los intereses de Gabino de Lorenzo de una forma tan descarada e indigna que su solo recuerdo me produce nauseas. También Manuel Peña, otro que tal la baila, entonces popular y hoy en las filas de FAC, a quien su incredulidad y desasosiego por la pérdida de votos que le representó el magno proyecto, le llevó a decir que quería ver en marcha las obras del Niemeyer. Éste también nos traicionó con su apoyo al gabinazo-joaquinazo.

Conejo de la chistera de Areces, Niemeyermocho, este bar es el único Niemeyer que se va a inaugurar en Avilés, actitud electoralista del PSOE, diversos ataques indirectos y algunos directos, llamando comisario político del PSOE a Natalio Grueso, etc, etc, son algunas de las frases que pronunció con relación al proyecto del Centro Cultural y que adornan el currículo político del insigne hijo avilesino, Joaquín Aréstegui. Incluso se abstuvo de criticar la usura política de Gabino cuando Santiago Rodríguez Vega, por entonces Alcalde de Avilés, emitió un bando para pedir «apoyo ciudadano incondicional y sin fisuras» al proyecto. No se pueden perdonar en un político actitudes tan claramente contrarias a los intereses económicos de una población, su ciudad natal. Digo esto porque algunos empresarios de la hostelería avilesina parece que, con la euforia de las manifestaciones de apoyo a la continuidad programática del Centro Cultural, dirigidas por el patronato PSOE-PP, se olvidan de la verdadera historia y todos tan amigos. Pues no, un servidor jamás tendrá una mínima relación amistosa con semejante, semejante. Valga la redundancia o repetición.

Con todo este currículo, imagínense la respuesta de Joaquín Aréstegui si le preguntan por su opinión sobre una nueva ley electoral que promueva las listas abiertas. Lo que no entiendo es cómo puede haber un solo avilesino, que se ufane de serlo, que defienda a este personaje, al margen de su familia, naturalmente.