Contubernio
Si analizamos fría y objetivamente cuál es la situación, hoy, del tema terrorista, llegaremos a la conclusión de que el Gobierno y ETA tienen acuerdos secretos para que los fuera de la ley abandonan la lucha armada. Posiblemente, esto esté planeado y estudiado de cara a las próximas elecciones, con el objeto de dar otro vuelco a las urnas, y que el PSOE desbanque al PP en los comicios del 20-N, como ya ocurrió en los del 11-M, con aquel salvaje atentado terrorista –¿estaba ETA, realmente, detrás de él?–, dolorosa coyuntura que el propio Rubalcaba aprovechó para llevar a cabo una feroz campaña contra Aznar y los suyos. Que pasaron a ser oposición. Lo de Atocha y Leganés sigue siendo un misterio. Una herida cerrada en falso.
Ese apaño entre el Gobierno y ETA se hace doblemente sospechoso con el chivatazo en el «caso Faisán» –ahora, pajarraco de mal agüero–, y el que Bildu esté hoy en las instituciones provinciales y locales de Euskadi y Guipúzcoa, organizando y presidiendo actos y manifestaciones proetarras. Y el Gobierno, ni pío, con su silencio ovejil. Bueno, sí, el Pachi López y comparsas, «teledirigidos», bonachonamente, nos hablan de acercar los presos a Euskadi, con hipócritas alegatos que la ciudadanía no digiere y, menos aún, las víctimas del terrorismo, esas familias destrozadas por los pistoleros de ETA, y a las que el Gobierno ha dado la espalda.
El completo del apaño de marras, y pronto lo vamos a comprobar, será ver a los secuaces políticos de ETA en el Senado y el Congreso, con la venia, como en el caso Bildu, de un Tribunal que dice ser Constitucional. Y los presos nada de acercarlos a casa, sino a la calle. Libres, como pájaros, sin arrepentimiento alguno ni pedir perdón por sus crímenes y fechorías. Nada nos puede extrañar ya que, después de todo esto, se conceda también a esos cofrades del terror y la extorsión la independencia del llamado País Vasco, que está en su programa y sediciosa política armada.
Por todo lo expuesto, creemos que no resulta aventurado decir que existe un contubernio con ETA para que deje las armas coincidiendo con el 20-N, y todo lo demás ya se lo puede suponer el conspicuo lector.
Y el merecido descanso del guerrero será en la hidalga tierra de León, sobre una hamaca, mirando al cielo del Olimpo, del que Prometeo le llevará el fuego sagrado de sus dioses.
Ricardo Luis Arias, Aller
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