La televisión de los despropósitos
Resulta inédito que una formación política renuncie de motu proprio a convertir la televisión autonómica en su aparato de propaganda, ya que, en mi opinión, eso es en lo que se han convertido. Celebro y aplaudo el coraje de Foro Asturias a adoptar una medida sabedores de que el ruido corporativo tratará de silenciar las formidables razones que justifican la adopción de medidas enérgicas contra estos entes tan costosos como perfectamente inútiles.
Qué curioso es que los políticos prefieran reducir programas sociales, restar presupuestos a la educación y suprimir subvenciones para innovación antes que perder sus costosísimas cadenas gracias a las cuales han podido manipular, narcotizar y someter a sus ciudadanos. Las actuales televisiones autonómicas no cumplen misión social alguna, cultural o política que justifique su existencia, son caprichos muy caros al servicio de la casta política, y que la decencia aconseja eliminar ahora dicha cadena. España está obligada a transitar por la ruta del ahorro y Asturias, con más motivo, al tratarse de una comunidad autónoma fuertemente dependiente y subvencionada; por otra parte, está claro que lo que aporta una televisión autonómica está más que cubierto por las televisiones privadas, ¿es que no compiten las autonómicas en chabacanería y mal gusto por ganar share?
Una reflexión más, aunque el coste ruinoso, la frivolidad y el carácter superfluo de las televisiones autonómicas están más que probados, ¿alguien ha escuchado a político alguno plantear el cierre de estas inútiles televisiones? Al contrario, se resisten a perder sus juguetes y se sienten inseguros sin esos instrumentos de control de la ciudadanía.
La existencia de lujos y caprichos carísimos como las televisiones autonómicas nos cuesta la nada desdeñable cifra de unos 1.500 millones de euros al año; no podemos permitirnos, bajo ninguna causa, esta ostentación; menos arrogancia, señores políticos, España se hunde y son ustedes los que nos están llevando a la ruina, por todo esto quiero congratularme con la irrupción de Cascos en la política asturiana, sólo un político de raza como él puede enfrentar tan monumental reto. Aunque él proporcione razones, el coro opositor hará lo que mejor saben hacer: demagogia y más demagogia.
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