Agradecimiento al personal de la Residencia El Fontán
Se dice que de bien nacidos es ser agradecidos, y ese es el sentimiento que tenemos los familiares de Josefina Mier hacía el personal de la Residencia El Fontán de Oviedo.
Cuando el Dr. Domingo García Tenorio, empezó a atenderla por su enfermedad ya nos advirtió de que las cosas iban a ser duras, pero con su cariño y dedicación hizo que los dos últimos años fueran más llevaderos para nosotros, estando siempre apoyándonos cuando lo necesitábamos para poder atenderla en casa hasta que un día, las cosas se pusieron tan mal que ya hubo que llevarla a la Residencia porque necesitaba cuidados especiales. Es difícil imaginar lo duro que fue para nosotros sacar a una abuela de su casa, sin otra explicación que para llevarla a una residencia. Sin embargo, cuando llegamos, el doctor ya estaba allí esperándonos para hacernos ese duro momento más fácil. Siempre recordaremos las palabras que nos dijo: no miréis el envoltorio sino el contenido, ¡y qué razón tenía!
Cuando tienes un familiar en este tipo de sitio, se te hace un poco cuesta arriba el ir a visitarlo, sobre todo por ese nudo en el estómago que se te coloca cuando estás en la puerta y tu cabeza solo sabe pensar ¿Dios mío con qué me encontrare hoy?; pues en la Residencia El Fontán esto sólo pasa la primera vez que vas; en cuanto entras por la puerta, te reciben con una sonrisa y una mirada cómplices que te da seguridad, tranquilidad y te anima a subir a la habitación.
En el momento en que llegas a la planta , ese nudo se vuelve a colocar, pero al igual que pasa en la recepción, en este caso te encuentras con auxiliares realizando su duro trabajo con mucha profesionalidad y siempre con una sonrisa y las palabras, ¿qué tal? ya verás qué guapa está o ¡qué buena es! e incluso cuando las cosas no van tan bien, ellas te intentan animar y ayudar a que no te preocupes ni te sientas sola, como si fueran de tu familia y te hicieran sentir en tu casa (que así es como nos llegamos a sentir). Claro está que si las cosas no están bien las enfermeras y el médico se presentan en menos que canta un gallo, dándote un apoyo y unos ánimos increíbles.
Cuando a nuestra querida abuela le llegó el momento, no estuvimos nunca solos ya que la enfermera Patricia nos acompañó día y noche, integrándose en nuestra familia y haciéndose participe de nuestro dolor; nunca tendremos palabras de agradecimiento suficientes para que una persona sin obligación de tener que estar 24 horas al lado de un enfermo, lo haga simplemente porque sí. Estamos hablando de tres días que fue lo que duró la agonía, y por la noche llegaba Isabel mascando su chicle, contándonos sus andaduras por la clínica y diciendo que estaba asombrada por la fortaleza que tenía.
Nunca nos cansaremos de dar las gracias a este fabuloso equipo, empezando por el doctor García Tenorio, y al resto del personal: Belén, Marisa, Pili, Cheli, Nazaret, Julia, Nuria, Sandra, Verónica,
A todos y cada uno de vosotros, GRACIAS por lo excelentes profesionales que sois, el cariño mostrado en todo momento, todas las facilidades que nos disteis y por haber acompañado a nuestro ángel en su último suspiro antes de ser devuelto al cielo.
Familia de Josefina Mier Álvarez
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