El Dorado de Sama
El Dorado era un lugar mítico en América. Se suponía que tenía grandes reservas de oro y los conquistadores españoles lo buscaron con gran empeño, atraídos por la idea de un lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el preciado metal era algo tan común que se despreciaba. En el distrito de Sama, en Langreo, nos encontramos con un lugar que en otros tiempos era sitio de paseo y admiración de quienes lo disfrutábamos, árboles bien cuidados lo mismo que los jardines y rosales que lo embellecían. Por si no os dais cuenta me estoy refiriendo al parque Dorado. El año pasado sufrió una, ¿importante?, reforma, al menos en el coste, más de 360.000 euros, y todo esto para poner unas losetas frente al mal cuidado templete de la música, otras a la altura del reformado monumento al minero, una fuente donde la antigua pajarera y el resto asfalto, aparte de eliminar una serie de árboles, también se ponen una gran cantidad de monolitos para dar refugio a los contadores eléctricos y llaves de agua, como si no se pudieran centralizar por ejemplo debajo del templete de la música, se adorna además con un chalecito y una caseta para control ambiental teniendo otra detrás del Hospital Adaro a escasos 300 metros, pero esta no debe de ser muy fiable por su proximidad a la empresa que está donde los antiguos Carbones Asturianos. Este año se inicia otra reforma y se habla de otros 360.000 euros aproximadamente, ¿y qué se está haciendo?, de momento eliminar unas largas y anchas tiras del asfalto anterior y pavimentarlo, que no sea cosa barata ni por falta de dinero, instalar otra fuente donde el estanque de los patos y más hormigón a continuación del parque infantil, espero que esta fuente funcione algo mejor que la situada donde los servicios públicos, por cierto inutilizables, que sólo vertió agua unos días, como continuación al parque y supongo que con otro presupuesto, en la calle Alejandro Ballesteros y en un espacio de menos de cien metros hay, aparte de las lógicas farolas del alumbrado, dos cabinas de teléfonos, ocho bancos, tres paneles de anuncios, dos marquesinas de autobuses, un panel informador de horarios de autobuses y, lo más importante, siete árboles de hierro, serán para suplir a los del parque, eso sí, tienen un mantenimiento más bajo, no necesitan poda ni riego y en el otoño no pierden hojas. El Dorado está en Sama, no hace falta ir tan lejos.
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