Cuando menos, Blanco lo tiene oscuro
La falsedad y el dolo son monedas corrientes entre los políticos en general, y los españoles, en particular.
Según ruidosas informaciones aparecidas recientemente en los medios de comunicación de todo el país, un conocido empresario lucense, relacionado con el mundo de los productos farmacéuticos, acusa al ministro José Blanco, entre otros, de haberle facilitado ciertas concesiones ante organismos públicos y, a cambio de los supuestos favores, el empresario gallego sostiene que le compensó en concepto de comisiones con 400.000 euros. Todo el desarrollo fue intermediado por un primo del Ministro. Este caso que se denomina «operación Campeón», está siendo investigado por la justicia, en Lugo.
Otra noticia que ha surgido posteriormente en la prensa es que el titular de Fomento, señor Blanco, convocó en su día al mencionado empresario en una gasolinera para hablar del tema en su coche oficial, y le dijo: «Si te portas bien conmigo, yo me portaré bien contigo». Otros dos implicados en la «trama Campeón», uno militante del Partido Popular y el otro del BNG, anticipándose a todo, ya han dimitido legalmente de sus cargos; por contra, José Blanco, parece que quiere llegar aforado al 21 de noviembre.
Por su parte, la directora de la campaña electoral, Elena Valenciano, ha afirmado que don José Blanco se reunió con el empresario gallego porque quería tratar con el Ministro «una cuestión privada». ¡Toma ya! Vaya razonamiento y disculpa. Es decir, el ministro de Fomento que lidera y capitanea todo el movimiento de obras públicas y, por ende, debe controlar los millones de euros del presupuesto público, se «atrevió» a reunirse en una gasolinera con un empresario poco recomendable para tratar de «cuestiones privadas».
Con la cantidad de altos cargos y asesores diversos con que cuenta el señor Ministro, no tiene mucho soporte la declaración. Por eso nos lleva a pensar que con parapetos de esta laya no hacen falta acusaciones oficiales.
Para aceptar esta revelación como verídica habría que admitir que el señor Blanco es un sandio integral, un majadero en toda la extensión de la palabra, o, incluso, un bobo de baba, porque ese modelo de actuación, por obvio, ya no se lleva desde hace generaciones.
Mas la sociedad española, que en ocasiones es tan picajosa y susceptible, ha comenzado a cantar:
¡Hola don Pepiño! ¡Hola don José! ¿Pasó usted por la gasolinera de Guitiriz? ¡Por la gasolinera yo pasé! ¿Vio usted a su primo?...
Bueno, dejémoslo aquí. Y que sea lo que Dios quiera.
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