El mutante Rubalcaba
En esta larguísima precampaña electoral, Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a las elecciones generales del 20 de noviembre, está dando, una vez más, muestras de su gran habilidad para afrontar la nueva tapa como candidato y de su innegable capacidad de adaptación al medio, demostrando a todos su enorme poder como mutante.
Los cambios, en un principio, se hicieron notar en algo tan banal como la preocupación de cómo se le debía de llamar, o la de mostrar un semblante menos adusto y más rejuvenecido, para después dedicarse a lanzar al aire preelectoral mensajes y propuestas que más bien parecían salidas de un político que nada había tenido que ver con un gobierno en el que tan activamente había participado hasta el 8 de julio.
La memoria es frágil y, a veces, escuchando a Rubalcaba, le da a uno la sensación de que acaba de nacer a la política, de que se ha reinventado a sí mismo.
No olvidemos que es un hombre experto en comunicación y estrategias, y que fue el responsable de la campaña electoral del PSOE diseñada en las elecciones generales de marzo de 2004. Y que es hombre inteligente y astuto, y que su voz temperada dispara palabras como dardos que suelen hacer diana en sus principales adversarios.
Rubalcaba arremete. Arremete fundamentalmente contra el PP utilizando frases añejas, oraciones hechas que rezan siempre con la misma amenaza de lo malo que es un partido que representa a una derecha cutre que nos puede traer todos los males del mundo, y del espanto que causaría la llegada al poder de un lobo derechón disfrazado de cordero centrista.
Rubalcaba promete. Promete mejorar el empleo y acabar con el paro, y mantiene que su programa está repleto de soluciones para terminar o mejorar los males que acucian a la sociedad española. Y uno se pregunta: ¿Y por qué se ha guardado este milagroso programa durante tantos días, meses y años pasados?
Promete, también, un sueldo único para los que ejercen su profesión: un político, un sueldo. Y las preguntas surgen de inmediato: ¿Y por qué no se hizo esto ayer y sí lo propone para mañana? ¿Y las incompatibilidades? ¿Y cuántos sueldos han cobrado y cobran todos los políticos que ostentas diversos cargos?
Es posible que las promesas de las que tanto alardea Rubalcaba le hagan cosquillas en el cerebro y le proporcionen el gusto de saber que puede prometer lo que se le antoje, porque todo parece barruntar que es imposible que llegue a ganar las elecciones. Pero también es posible que se crea que para un mutante como él, que empezó su carrera política allá por el año 1982 con Felipe González, no haya nada imposible, y menos el seguir soñando, después de tanto trepar por los distintos puestos de la política, con la posibilidad de alcanzar la cima del poder: la Presidencia del Gobierno de España. Por fin.
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