Comienzo del curso 2011-12 en la Tertulia LAlderique

Constituida hace escasos años en Oviedo, se ha convertido en un foro extraordinario de diálogo y entendimiento.

Se ha dicho sobre su Programa Cultural Encuentros:

«Son un gran ejemplo de que el debate sereno y respetuoso es posible y deseable. Me han permitido compartir ideas y reflexiones con un extraordinario grupo de personas».

«Vuestra iniciativa debiera ser tenida en cuenta en otros lugares para comprobar que la convivencia consiste en exponer puntos de vista de forma serena y sosegada».

«Los españoles gritan mucho porque se escuchan poco» (Jean Gibson).

Con la presencia como invitado de don Francisco J. Bastida, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, la Tertulia L’Alderique va a iniciar su Programa Cultural Encuentros 2011-12, por el que han pasado hasta ahora todas las personalidades institucionales de Asturias e incluso otras destacadas en los ámbitos nacionales jurídico, económico, financiero, militar, etcétera.

Sobre estas reuniones periódicas, en el hotel Regente de Oviedo, en las que participan un número determinado de gentes... cualificadas, se han expresado ya no pocos pareceres, todos en el sentido que se desprende del que va más abajo, puesto de manifiesto por don Severino García Vigón, presidente de la Federación de Empresarios, en una carta dirigida al coordinador del grupo tertuliano:

«Los Encuentros de L’Alderique me han permitido compartir ideas y reflexiones con un extraordinario grupo de personas que me han enriquecido personal e intelectualmente. La Tertulia, que ha cohesionado (...), es un ejemplo de que el debate sereno y respetuoso es posible, además de deseable. Una feliz iniciativa, por tanto, que ya es un referente en la vida social y cultural de Asturias».

Ello es así porque desde el momento mismo de su formación, hace no muchos años, se ha procurado firmemente que, al revés de cuanto ocurre en la generalidad de los debates al uso, el colectivo de Oviedo se esfuerce por mantener un diálogo impregnado de serenidad, al mismo tiempo que de acento constructivo, al que acompaña siempre un clima de espontánea y natural amistad entre sus miembros.

A este respecto no me resisto a recoger el prólogo de las normas que animan las veladas que organiza:

«Cuando nos reunimos aprendemos siempre, si tenemos en cuenta que al acierto en escuchar sucede la sabiduría en el hablar. Por eso, la naturaleza nos ha dotado de dos oídos, para prestar atención, primero, y del don de la palabra, para entendernos después».

Por lo que se refiere al epílogo del mismo conjunto normativo, no resulta a simple vista menos sugerente:

«Coincidimos con Eugenio D’Ors en que vale la pena cultivar el santo diálogo, hijo de la inteligencia y la cordialidad, ya que a pesar del desarrollo informativo, sigue siendo el sistema de comunicación más enriquecedor de nuestro mundo».

Creo obviamente que siguen la misma línea conceptual las observaciones que se desprenden de ambos párrafos.

Todo lo anterior resumidamente expuesto es lo que ha contribuido decisivamente a que desde sus comienzos, mediados de 2006, los Encuentros de la Tertulia L’Alderique hayan alcanzado un notable interés, apoyando de esta manera una sugerencia del presidente de los Colegios de Graduados Sociales de España, quien ha llegado a manifestar:

«Puedo concluir que es un honor para cualquier persona vinculada a la reflexión sobre los problemas de la sociedad participar en estas interesantísimas reuniones de Oviedo, por lo que opino que vuestra iniciativa debiera ser tenida en cuenta en otros lugares para comprobar que la convivencia entre las personas consiste en exponer puntos de vista de forma serena y sosegada, con rigor y cordialidad».

Es fácil colegir, de éstas y otras expresiones similares, que reina un espíritu de comunicación y acercamiento en las jornadas que se celebran en el hotel Regente de Oviedo, un espíritu muy necesario en nuestra sociedad actual, donde la crispación y el enfrentamiento, la cerrazón y la disputa, el descaro y la zafiedad son las notas sobresalientes en los cenáculos televisivos y otros.

De aquí sin duda los parabienes y los alientos que viene recibiendo el grupo de contertulios objeto del presente comentario, que se dispone a desarrollar su Programa Cultural Encuentros del presente curso, en la idea de conseguir también la participación en el mismo de otras personalidades, capaces de alumbrar una visión seria sobre el aquí y ahora de las cosas de nuestro país.

César Álvarez es periodista.