A Jaime Reinares
En el último Pleno municipal ya se me insultó impunemente y después se me impidió intervenir para responder a un concejal del PP sobre el que pesan gravísimas sospechas. Si Pablo Iglesias levantase la cabeza, estoy segura que me dirá que ánimo y adelante. También, que sentiría vergüenza por el hecho de que alguien como Reinares tuviese un escaño en el Congreso de los Diputados.
No tengo habilidad para moverme en la basura, por tanto, no voy a usar las páginas de ningún periódico para difamar. Reinares sí la tiene. Es más, puede que sea para lo único que vale. En el Ayuntamiento de Oviedo, aunque cobra puntualmente sus dietas, hace tiempo que no tiene competencias. Y en el Congreso de los Diputados no hace nada. Su única misión, excelentemente remunerada, por cierto, es insultar. Para eso Gabino de Lorenzo le hizo diputado y, por ende, aforado. Podría dedicarle a Reinares y a sus compinches miles de insultos, tantos como caben en el diccionario, pero prefiero seguir trabajando en mi línea, esa que tanto les molesta, ser yo misma y defender mi honor donde toca, que es en los tribunales. Y, además, mi güela, que mucho la añoro en estos momentos, siempre me decía que no me preocupase por estas cosas, porque cree el ladrón que todos son de su condición.
Carmen Caballero Díaz, concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Oviedo
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