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A don Angel Garralda, párroco de San Nicolas de Bari

25 de Octubre del 2011 - Julio Ricardo Álvarez García (Salinas)

Cuando siendo niño jugaba en el patio de las desaparecidas Escuelas Nacionales de San Francisco, el paredón que nos separaba de la finca de los marqueses de Ferrera, era motivo de no pocos disgustos. Un número infinito de pelotas se perdían tras aquel muro. Pero la pena duraba poco, cualquier cosa desviaba nuestra atención. A menudo se trataba de una madre que se acercaba con un pequeño, al que dejaba en un pabellón de planta baja que estaba en nuestro patio. Más tarde supe que se trataba de la guardería infantil de la parroquia.

El artífice de aquello era el mismo cura que veíamos en el recreo, con los albañiles de unas obras adyacentes. Sosegado, insistía para que todo se hiciera con esmero, no en vano se trataba de levantar una empresa muy importante. Hasta entonces había llevado Dios a los hombres, ahora tenía que llevar hombres a Dios. Estaba naciendo el Colegio San Nicolás de Bari.

Han pasado más de cuarenta años, contemplo la figura de Don Ángel, atravesando el claustro de San Francisco, entre la quietud de los cipreses que él mismo mandó plantar y el susurro de una fuente que no quiere otro lugar. No puedo evitar pensar en aquellas palabras de la Santa de Ávila que se han hecho universales Quien a Dios tiene, Nada le falta, Solo Dios basta.

En San Nicolás, Don Ángel lo ha sido todo, ha hecho de arquitecto y de peón, consiguiendo armonizar la restauración y la obra nueva. Ha embellecido como organista, infinidad de ceremonias litúrgicas a las que ha prestado su portentosa voz. Ha encendido de emoción los corazones más duros con la pasión del mejor predicador.

Don Ángel se consagró de palabra y de obra. Se puso al servicio del Reino de Dios de un modo absoluto y no conoció más señor que el Dueño de la viña, ¡Cuántas salidas a horas intempestivas para que no falte el Amor de los amores al enfermo y al moribundo! ¡Cuántos avilesinos recibieron de sus manos el agua del Bautismo! ¡Cuántos se unieron en matrimonio en su presencia! ¡Cuántas noches de vela junto al Santísimo como Consiliario de la Adoración Nocturna!

Y sin embargo Don Ángel, no ha descuidado los apremios de este mundo, sabiendo que en cada hermano necesitado está esperándonos Cristo. Ahí está su firme compromiso y su impulso a la Cáritas Parroquial, y la guardería, y el colegio, y el añorado cine infantil, y la Semana Santa, y una puerta siempre abierta para echar una mano a cuantos, cercanos o foráneos, acudían en demanda de ayuda.

La dimensión de su dedicación al trabajo se pone de manifiesto, además, en su extensa obra escrita, con habituales colaboraciones en la prensa diaria, incluyendo publicaciones de ámbito nacional. Ha escrito, al menos, media docena de libros, entre los que sobresalen su monumental monografía sobre la sublevación del 34 y la Guerra Civil La persecución religiosa del clero en Asturias y una obra fundamental para acercarse a la historia local Avilés, su fe y sus obras disfrutando ambas de magnífica acogida.

A pesar de la incomprensión de algunos, no conoció más política que la dictada por el Evangelio. Su llegada a Avilés a finales de los cincuenta, coincidió con los años de mayor crecimiento de la ciudad. Años de intenso desarrollo que crearon nuevas necesidades y exacerbaron viejos problemas. Don Ángel contribuyó desde su labor en diversos ámbitos, a remediar muchas de esas necesidades y su compromiso social no por política, sino por fidelidad al Evangelio- le procuraron no pocos disgustos, A Jesucristo sigue, Con pecho grande, Y venga lo que venga, Nada te espante.

Cambió el régimen político y se desataron los truenos. Andando el tiempo, se puso de manifiesto que, a pesar de todo, los viejos de la canción de Jarcha tenían razón. Asomó el rencor de viejas deudas y, por si las moscas, muchos aupados al poder algunos no hacía tanto que lamían cirios en San Francisco- buscaban méritos democráticos en su nueva militancia anticlerical, Del infierno acosado, Aunque se viere, Burlará sus furores, Quien a Dios tiene.

Nunca se ha detenido frente a falaces respetos humanos, no ha cedido ante la falsedad y la adulación. No dejó cancha a las insidias ni ha permitido en sus dominios el chismorreo. Ha dado siempre la cara, sin amilanarse ante las persecuciones y las falsas acusaciones. Nada le ha vencido, Confianza y fe viva, Mantenga el alma, Que quien cree y espera, Todo lo alcanza.

Por eso Don Ángel cuenta con la admiración, el respeto y el afecto de sus feligreses. Singularmente de los más jóvenes. Da gusto ver con qué cariño corren hacia él los niños del Colegio, ¡cómo le quieren! Y por eso hoy nos felicitamos al saber que no lo perdemos. Porque Don Ángel ha de permanecer unido a San Nicolás hasta el fin, es nuestro, de sus feligreses, de los cofrades, de los adoradores, de los catequistas, de los enfermos de la parroquia, de los futuros esposos, de los colegiales, de todos. Para siempre.

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