Un mundo en el que todo cabe
Vivimos en un mundo condicionado por la violencia, sometido a la violencia e informado de la violencia, un mundo en el que la decepción y el temor parecen haberse adueñado de nuestros días y de nuestras noches.
El temor abarca un amplio abanico de causas que van desde las más cotidianas que afectan a la diaria subsistencia, hasta las de mayor o menor envergadura que acontecen cerca o lejos de nuestro entorno más próximo.
Las noticias más escabrosas y terribles que ocurren -hasta en el lugar más recóndito de la tierra- se filtran en nuestras vidas desde el mundo de la información, especialmente desde el periodismo gráfico y televisivo, haciéndonos compartir imágenes que en muchas ocasiones rayan en la obscenidad y pueden llegar a superar a las de la ficción. Los excesos en este tipo de informaciones convierten al ser humano, desde su rincón de vida, en presa fácil de sus peores consecuencias, manteniéndolo en un estado de alerta enfermizo y de una absoluta impotencia. Bien es verdad que la respuesta defensiva a todo ello puede traducirse en una anodina indiferencia, en una desgastante indignación, o en una indeseada justificación.
La sensación compartida por muchas personas es que parece que nada bueno ocurre en este mundo, que las buenas noticias no venden. Sin embargo se deberían promocionar testimonios positivos, contraponiendo las bondades de la naturaleza a las de sus peores males, y los del buen hacer del hombre, de su nobleza y de su entrega a los de sus abusos y atrocidades.
Se trata de buscar cambios que ayuden a sacar a flote lo mejor que tiene este mundo globalizado en el que vivimos, injusto y violento, sí, pero también generoso y participativo. Todos somos protagonistas de su buena marcha, así que hagamos por contagiar a los demás, cada uno desde su particular ámbito, con lo mejor que cada uno tiene y con lo mejor de lo que en el mundo existe. Sin enmudecer. Sin paralizarse.
Que en este mundo nuestro, todo cabe.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo