Gracias... por nada
Sí, por nada, desde hace unos días es noticia la guerra de poderes e intereses que se está librando con el Centro Niemeyer como campo de batalla.
Todos los representantes políticos, sociales, etcétera, de todos los colores se enzarzan en una batalla por unos puestos de trabajo, en concreto creo que son 43 aproximadamente si no me equivoco, ¿son más importantes esos trabajadores que los 220 de Monrasa? Por lo visto, sí. Como alguien dijo: «El Centro Niemeyer es un revulsivo económico para la ciudad y comarca, claro está que para su comercio también...». Claro que sí, pero es curioso el revuelo social que hay con dicho tema, cuando apenas a 300 metros se está librando otra batalla entre 220 familias contra la desesperación de no cobrar desde hace cinco meses y verse abocados a engrosar la mayor empresa de este país a lo que a personal se refiere, sí, lo adivinaron, al Inem, eso esperamos con un poco de suerte. Ya sabrán a qué trabajadores me refiero. Últimamente salimos mucho en la prensa. Sí, a los de Monrasa. ¿No compramos en sus comercios, no votamos, no tenemos familias, etcétera? Parece que no. Ahí tenemos cerca el 20-N. Se acordarán de nosotros. Yo lo tengo claro desde hace mucho tiempo que no me acordaré de ellos, de ninguno, y cuando cierren negocios, tampoco.
¿Qué clase política tenemos?, ¿la que merecemos? Creo que no es justo ni honesto, como siempre... Ah, claro, son de otra clase...
A esa clase política y a su camada de secuaces les deseo que recojan lo que siembran y que pasen como mínimo lo mismo que estamos pasando mis compañeros y yo con nuestras familias. Antes de que se me olvide, un recadito a nuestra clase empresarial: sigan siendo tan honestos, considerados y emprendedores como hasta ahora. Así nos va y así nos irá. Por estas cuestiones y por otras que no puedo expresar en estas cuatro letras: doy las gracias... por nada.
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