A nuestro socio Juanjo (El Yeti)
Hace muchos años, casi tantos como 24, pasé una tarde de noviembre por el Grupo de montaña Torreblanca. La primera persona a la cual conocí en la sede fue a Domingo y seguidamente a una persona que llamaban el Yeti. No sabía si a él le gustaba ese apelativo o no. Fueron pasando los días y era vox pópuli ese nombre entre los socios. Con el correr del tiempo, supe que se llamaba Juanjo. Sea como fuere, Juanjo "el Yeti" era un personaje arraigado en el grupo. Hacía las descripciones de las rutas de una manera un tanto mordaces y orginales. Su escritura era inconfundible así como su manera de ser y decir. Hojas de rutas y casi epístolas llegaban puntualmente en cada salida domincal. EScritas a máquina, eso si. Que por aquella los ordenadores estaban aún en ciernes . Fueron muchos Domingos de excursiones , caminatas, alqún que otro miedo a la nieve y el hielo que más de uno compartió con él ( entre las cuales me incluyo). Su mochila era también un cajón de sastre. Había de todo y de nada.
Los años fueron pasando tan rápido como nos van llegando y Juanjo dejó de asistir a muchas de las salidas. No así se notaba su ausencia en el grupo los Viernes. Sus visitas eran rápidas , casi de visita de médico.
El devenir de los días, no sólo para él, nos fue alejando del grupo, por diversos motivos: familia, lesiones, ocupaciones, trabajos, amores.........
No obstante , de alguna manera o de otra, Juanjo fue y creo que seguirá saliendo " a relucir " en muchas conversaciones. Era un socio de toda la vida del Torreblanca, conocido por todos.
Hoy, día 25 de octubre, me llegó por medio de Inma la noticia de su fallecimiento. Una pena que una persona se vaya tan joven, en lo mejor de la vida. Los que somos de hace muchos años del Torre, bien sabemos lo que es ir dejando a personas queridas por el camino.
Al leer la esquela de Juanjo sentí como una punzada de pena en el corazón. Una persona joven aún y sin nada de familia. Y me atrevería a decir que amigos pocos. Conocidos muchos, sin duda alguna. Creo que cuando nos sacude una noticia así, es cuando pensamos lo que está pasando o lo que ya es irreversible.
Estoy convecida que ahora Juanjo alcanzó el sosiego y la felicidad que en la tierra no pudo, supo o le dejaron encontrar. No me unía una estrecha relación afectiva con él, pero cuando formas parte de una agrupación, cada persona que ves , que compartes con ella momentos en la montaña, en la sede o tomando una caña o una sidra, forma parte de tus querencias y de tu vida.
Por eso Juanjo, estés donde estés, aunque tu asiento haya quedado vacío, ten la seguridad que te recordaremos. Por eso te digo un hasta luego que nunca un adiós.
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