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Las excelencias del queso de Cabrales

6 de Noviembre del 2011 - María Adoración Abella García (Oviedo)

Hace unos días se presentaba en Oviedo, en el RIDEA, una nueva obra sobre el queso de Cabrales: «El libro del Cabrales, el sabor del saber». Un ejemplar muy cuidado y hermoso, que editan el Consejo Regulador del Queso de Cabrales y la Fundación Cabrales, con textos de L. A. González Prieto y de I. Marcos Cuervo-Arango. El amable anfitrión en el RIDEA, J. L. Rodríguez Vigil, también ha prologado el libro, en cuyo texto se agradece la historia antigua sobre el origen de los quesos en los conventos y en las áreas de montaña, similares en el conjunto de Europa de L. A. González Prieto. También se refleja la descripción del mundo del cabrales, de las cuevas de maduración, así como a distinguir un buen queso cabrales, con sus propiedades organolépticas, a cargo de la bióloga I. Marcos Cuervo-Arango. Las fotos de José Díaz ponen un fondo del ambiente ganadero, con sus pueblos, pastores, paisajes con nieblas y con nieves, reflejo de la dureza de la vida en los Picos de Europa y, cómo no, paisajes verdes de pastos y montes, la biodiversidad en cuevas, en combinaciones gastronómicas y en unos primeros planos, que resultan de lo más apetecible.

Estaba el salón de actos repleto de cabraliegos y de personas vinculadas a Cabrales, el presidente del Consejo Regulador, don José Bada, Pepe, a quien todo el mundo respeta y elogia su buen hacer; J. Izquierdo, el defensor del mundo rural; B. F. Fano, excelente animador de iniciativas queseras; don Cifuentes, veterinario entusiasta de los quesos cabraliegos; Manuel de Tielve con María y sobre todo estaban los elaboradores artesanos de ese manjar que es el queso de Cabrales.

Así que al terminar la presentación nos invitan al bar de al lado a degustar unas piezas de las cuevas de Peña Maín, bien elaborado, mantecoso y muy maduro que sabía a gloria. Hasta los que rechazan el queso azul lo tomaron con deleite, como R. Secades, otra bióloga, implicada tiempo atrás en el estudio del queso de Cabrales. Así que con ser importante la magnífica obra «El libro de Cabrales» lo más agradable para mí ha sido, sin duda, poder disfrutar del ambiente que se ha creado en torno a esos ecosistemas cabraliegos. Que se repita, y enhorabuena a los autores y a los gestores de tan estupenda obra.

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