Algunos pescadores son unos maleducados
Y otros, unos irresponsables. Cero es aquel que deja el puesto de pesca hecho un estercolero, para que se lo encuentre lleno de basura el que vaya a pescar el día siguiente, algo que es especialmente ofensivo cuando uno llega al amanecer a un coto de pesca que ha elegido y pagado con mucha antelación, esperando disfrutar de un paisaje y día de pesca idílicos, y se encuentra los botes de cerveza, el paquete de tabaco, la envoltura de los bocadillos y las cajas de cebos de los que estuvieron allí en días anteriores. O el que deja toda su basura en el paseo de un muelle, por donde pasean los vecinos del pueblo, juegan los niños.
Maleducado es el que no levanta la caña cuando está pescando en la entrada del puerto y entra o sale una embarcación, con riesgo incluso de que atasque el motor con la línea de sus aparejos. O el que no quiere recoger las cañas cuando va a atracar una embarcación con todo su derecho, que para eso existen y tienen su razón de ser los puertos. O al que no le da la gana mover su coche cuando está aparcado en una zona de desembarco de pesca y estorba y hasta se lo piden los profesionales afectados.
Irresponsable es el que suelta o cambia las amarras de una embarcación, porque le estorban los cabos en el punto en que él quiere pescar, cuando ya hemos dicho que las lanchas son las que tienen todos los derechos dentro del puerto. O el que bucea sin señalizar su posición o se tira a buscar en los canales de paso de embarcaciones, algo totalmente prohibido, poniendo en riesgo su vida y la de los demás.
Pero, dicho todo esto, si la única solución que se le ocurre al politiquín de turno es prohibir totalmente la pesca deportiva en los puertos y muelles deportivos del Principado, allí donde disfrutan la mayoría de aficionados jóvenes y mayores, el único que sobra es el político, que debería pasar al departamento de tráfico, a ver si allí se le ocurre la estupidez de solucionar los conflictos prohibiendo a todos los vehículos circular por las carreteras.
La inmensa mayoría de los más de 80.000 pescadores deportivos asturianos despreciamos los comportamientos incívicos e insolidarios de los cerdos, de los maleducados y de los irresponsables, y aplaudiríamos que se le pusiera una buena multa al que ensucia, al que no respeta los derechos de navegación y atraque, al que no guarda un mínimo de respeto hacia los demás en un espacio público, pero también desearíamos tener unos gestores políticos con más imaginación y capacidad para resolver los problemas en las áreas de su competencia, sin perseguir indiscriminadamente a los ciudadanos que les pagan su sueldo, recurriendo al muy fácil y abusivo «prohibir, prohibir, prohibir».
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