Sí es posible la paz
La decisión de ETA de cesar su actividad armada ha sido acogida por la ciudadanía con alegría y esperanza. Por delante queda mucho trabajo y la necesidad de que las partes que vayan a discutir el camino hacia la total pacificación de Euskadi tengan y mantengan una gran dosis de paciencia y comprensión. No han faltado voces favorables a que el proceso que vaya a abrirse debe contemplar la posibilidad de excarcelaciones y aproximación de presos a Euskadi. Algunos de los temas que se van a tratar serán muy polémicos y será difícil desencallarlos. Es lógico pensar que todas las partes en litigio se mantendrán firmes en sus posturas, pero deberán tener la mente abierta ante cualquier situación. La clase política debería volcarse y dinamizar el proceso, cuyo escollo va a ser sin duda el cumplimiento de las sentencias en los delitos de sangre y las nuevas detenciones que puedan hacerse en el entorno etarra. ETA debería dar pronto el paso de la entrega de las armas. Si no lo hace, la negociación será muy difícil. Hay que lograr que el arrepentimiento sea tan claro que los más escépticos se vean capaces de mirar hacia el futuro y no hacia el pasado. Qué hacer con los presos más violentos, los que se han mofado incluso de las víctimas, es el gran escollo.
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