Los candidatos del PSOE y PP
Al rojo vivo está la campaña electoral. Rajoy y Rubalcaba, cada uno por su lado y dirigiéndose a sus mesnadas, se desmelenan con sus mensajes y promesas de cambio, que va a ser relativo y muy difícil. El primero dice ser ese cambio, y el segundo también. Hombre, Rubalcaba es más bien continuidad que cambio, por razones y motivos de todos conocidos. Éste lleva en su nómina electoral a políticos de su cuerda, harto conocidos, gastados, algunos tocados por la sospecha del pringue y la corruptela. Con tales compañeros de viaje, y lo que Pérez Rubalcaba lleva sobre sus espaldas, el triunfo electoral que predice y anhela lo vemos muy problemático, por no decir imposible. En fin, las urnas lo dirán el 20-N, tremebunda y politizada fecha.
En cuanto a Rajoy, bueno, uno no ve en él al líder ideal, carente por completo del carisma, simpatía y atracción tan importantes en un político. Reconozcamos que es un hombre honesto, competente y trabajador, pero esto es insuficiente a la hora de dirigir un partido y, menos aún, el gobierno de una nación. Por otra parte, lleva también sobre sus espaldas un bagaje que en nada le favorece, y son esas faenas hechas a fieles y destacadas personas de gran valía en el partido –María San Gil, por ejemplo–, a las que envió a una vía muerta después de haberlo dado todo por la causa popular. Y ya no digamos lo que ocurrió con Cascos, que le hizo perder el Gobierno de Asturias. Un error o gallegada de esta magnitud es motivo sobrado para que el PP eligiera a otro presidente.
Que mañana puede serlo Gallardón, al que ahora lleva Rajoy de segundo de a bordo, extraña jugada que da mucho que pensar. Y que es otro gran error o equivocación. Sí, porque todo quisque sabe que este ambicioso político, que juega a dos bandas y lleva su as escondido en la manga, no tiene otro objetivo que presidir su partido y colarse en la Moncloa, aunque sea por la puerta de atrás. Y como esto de todos es sabido, el equilibrista Gallardón no goza de la simpatía general de los populares de a pie, lo que crea ya divisiones y malestar. Con todo esto, no auguramos una buena singladura al navío popular, cuyo capitán y segundo, además, no comulgan con la presidenta de Madrid, que vale por los dos. Esperanza Aguirre sí llevaría ese navío por mejor mar y a mejor puerto.
Resumiendo, el PSOE tiene mejores candidatos que Rubalcaba, que es un político quemado.
Respecto al PP y Rajoy, bueno, pues eso, lo dicho.
Ricardo Luis Arias, Aller
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