Los cantos de sirenas del otubre asturiano
He leído con perplejidad y cierto estupor el artículo publicado en LNE por D.Víctor Erice titulado La perenne sugestión del octubre asturiano y me tomo la libertad de redactar unas líneas críticas al respecto.
Quede claro, en primer lugar mi respeto por la persona del autor de aquél para inmediatamente mostrar mi absoluto descuerdo con las opiniones e ideas que vierte, agradeciendo que indique su condición de profesor de Historia Contemporánea y miembro del PCA porque el buen entendedor comprende que lo que quiere decir es que estudia la Historia desde la perspectiva del marxismo-leninismo; esto me preocupa porque me lleva a preguntarme si la Historia contemporánea--lo escribo en este caso con minúsculas-- no ha quedado enquistada en 1934 en la Facultad ovetense.
La evidencia de las convulsiones del siglo XX llevan al autor a hablar de los conflictos bélicos --por cierto se refiere a la guerra civil europea de 1914 a 1945 olvidando que sin la intervención de los EE.UU. el mundo hubiera quedado exclusivamente dividido entre dos totalitarismos--, pero evita cuidadosamente citar el marxista provocador de más de 100 millones de muertes (Ver El libro negro del comunismo. Crímenes, terror, represión) en sus variantes soviética, china, camboyana, cubana
En la perspectiva interna el problemilla de tener que reconocer que la Revolución de 1934 fue un levantamiento armado contra la legalidad vigente lo solapa, en la más ortodoxa línea de los revolucionarios del tiempo, que recibió acogida universitaria del maestro de Pau , argumentando la provocación que suponía el acceso al Gobierno de un partido de derechas --¿No le suena cercano el argumento al lector?-- que, por cierto, había ganado las elecciones democráticas de 1933.
Todo se sintetiza, pues en una especie de reacción preventiva contra el fascismo que se sabía las derechas iban a imponer, y se justifican no sólo los abusos, sino los asesinatos con la justa cólera del pueblo, indefenso, sin formación recurso manido muy propio de la doctrina marxista, tan bien--mejor dicho, tan mal-- heredada por la memoria histórica de ZP y sus acólitos, tratando de ganar la Guerra civil después de setenta años de finalizada. ¿De verdad piensa Vd que se puede tomar la Revolución de Octubre de 1934 como un referente moral? (A menos de que se refiera, también a los mártires de Turón)
Me resulta prácticamente imposible no referirme a su ¿¿intento?? de poner en conexión las ideas revolucionarias del octubre asturiano con el denominado Estado de bienestar y la Declaración Universal de Derechos Humanos: ¡Ni más ni menos!.¿ Está Vd. incitando a resolver los problemas morales, sociales y económicos de España-- a través de una Revolución, antesala de una (¿¿nueva??) guerra incivil?. ¿O sencillamente su artículo constituye el primer acto de la promoción del Padrecito Stalin para el Premio Nobel de la Paz (o el Príncipe de Asturias de la Concordia, por dejarlo en casa) a título póstumo?
No obstante, no dudo, Sr. Erice, que en sus clases de Historia Contemporánea, en el ejercicio de su libertad de cátedra y con independencia de sus ideas, sepa indicar a los alumnos lo que constituyen SUS opiniones o visiones sobre una determinado suceso histórico para ayudarles a formar su propio criterio, siendo de este modo un auténtico profesor antes que un apologeta del totalitarismo.
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