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Sin que sirva de precedente

2 de Noviembre del 2011 - Francisco Manuel Domínguez Menéndez (Avilés)

Su problema, don Ramón, es que toca usted de oído y, claro, cuando uno se deja llevar por las uvas de la ira, pasa que el pensamiento se desliza por vericuetos que declaran la irracionalidad del sujeto. Haga usted uso de un método de análisis y verá cómo le sale un discurso menos tremendista y más humano. Analice su proceder para que afloren las equivocaciones. Una vida sin examen no es digna de ser vivida por un ser humano. Aplíquese en carne propia la máxima de Sócrates.

Voy a intentar ser lo más pedagógico posible en mi respuesta. Ya sabe usted que la pedagogía y la creatividad que entraña la elaboración de unidades didácticas, es un don que no todos los enseñantes tenemos. Perdóneme si es que usted no alcanza a entenderme, seguramente la culpa es mía.

En primer lugar, decirle que un servidor solo critica a personalidades del mundo de la política o aspirantes a serlo, sobre todo, cuando se asoman a la ventana de esta sección, sin haberles invitado nadie, con el escudo de la amistad y la intransigencia de quien no admite la crítica política a sus correligionarios. Algo, que debería ser normal en una sociedad democráticamente madura, pasa a convertirse en un culebrón en el que me veo inmerso y cabreado. Por ejemplo, caso Isabel: aspirante a concejala por el Ayuntamiento de Avilés y a la que nunca me he referido con anterioridad en ninguno de mis comentarios, pero que su afán por figurar le llevan a confundir la carabina de la política con la caravana de la amistad. Me cabreó muchísimo.

También he criticado a personajes relacionados con la formación de opinión. Jamás he realizado una crítica a personas anónimas, sea cual sea la opinión que me merezca el escrito. Entiendo que, al igual que yo con mi ideología, esa que a usted tanto le molesta, tiene derecho a exponer su opinión cualquier ciudadano con la suya.

En segundo lugar, decirle que un servidor jamás perteneció a la nómina de un CPR y mucho menos a la de un partido político. Nunca. Jamás he abandonado el aula. Sí es cierto que he tenido algún cargo, de importancia menor, que la Administración Educativa me pagó con comisiones de servicio y algunas horas lectivas de reducción. Eso ha sido todo.

En cuanto a la unidad didáctica de sus desvelos, está pensada y diseñada para los cursos más bajos de la ESO. Paso a explicarme: los contenidos del área tecnológica se desarrollan a través del método de proyectos, llamado, creo que excesivamente, método de diseño. Si aplicamos la epistemología de las ciencias al método, vemos que, sobretodo a esas edades, antes de proyectar, se hace imprescindible analizar objetos ya fabricados por la industria y que, como ocurre con todos los objetos técnicos, sufrieron y sufren una evolución histórica que el alumno debe conocer. Un servidor sólo pretendía, con la ayuda y colaboración de algún compañero, dar a conocer, desde el punto de vista pedagógico, el método de estudio y análisis de objetos. La unidad didáctica en cuestión sólo pretende enseñar el método, apoyándome para ello en el diseño de una unidad didáctica de fácil comprensión. ¿No pretenderá usted enseñar el método a un alumnado de trece años utilizando como base didáctica un artilugio complejo? En definitiva, el método de estudio y análisis de objetos técnicos ya construidos por la industria, sirve como apoyo, muchas veces imprescindible, para el desarrollo más eficaz del método de proyectos, sobre el que recae el mayor peso de los contenidos del área. Antes de diseñar debemos conocer lo que ya existe y después adaptarlo a nuestras posibilidades de desarrollo técnico en el taller de tecnología.

El CPR de Avilés editó la unidad titulada Estudio y análisis de la linterna de petaca, porque un jurado del propio Centro así lo quiso. Yo, al igual que otros compañeros y compañeras, nada más hice que presentar un trabajo. Pero, para que su desasosiego sea aún mayor, he de decirle que tengo muchísimas unidades didácticas y proyectos diseñados, para distintos niveles, que no salieron de las puertas del aula, o, lo que es lo mismo, no vieron, ni verán jamás, la luz de ninguna editorial. Seguramente, muchas, se jubilaron conmigo.

Ahora, vayamos con usted que, a juzgar por sus comentarios, trabaja con unos preconceptos decimonónicos y viscerales que dan repugnancia. Tiene usted una mente tan dogmatizada y arcaica que yo no puedo brindarle ninguna ayuda. Pídasela usted al Altísimo. Por su forma de expresarse, infiero que cualquier argumento que no vaya en la dirección de su pensamiento ultracatólico, caerá en saco roto y será motivo de una pretendida ironía que sólo queda en un chascarrillo de carácter infantil. No voy a perder el tiempo.

Quede claro que contesto a sus procacidades, y sin que sirva de precedente, más por cortesía para con los asiduos de esta sección que por el reconocimiento que usted me inspira.

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