Una dulce agresión
Ha sido la sufrida por la presidenta de la Diputación de Pamplona en Francia por los amables chicos de ETA. En esta ocasión no fueron pistoletazos, ni tortazos, sino tartazos. Está visto que los etarras se han dulcificado y en vez de balas y bombas emplean tartas. Hombre, si su violencia separatista va a ser ahora de confitería, uno, que es muy goloso, casi envidia a la presidenta agredida, ya que la tarta de marras era casi toda ella de merengue, que es mi debilidad.
Lógico es que ni el PNV ni el PSOE condenaran esta dulce agresión. Quizás, ahora, el Patxi y el Urkullu, que andan «escazoletados» y pierden el «cullu» –con Rubalcaba entre sombras– para que ETA se integre en la vida democrática sin disolverse, entregar las armas ni pedir perdón a sus víctimas, quieran demostrarnos ahora lo bondadosos y dulzones que se han vuelto sus colegas etarras.
Bueno, si en lo sucesivo la munición de ETA va a ser de confitería y en vez de pistoletazos serán tartazos, se podrá decir que la ansiada paz será muy dulce. Pero coñas aparte, más tarde o más temprano, el merengue se terminará convirtiendo en goma-2.
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