Tráfico de armas
O el tiro por la culata. Tráfico, además de acción de traficar, significa tránsito, circulación de personas, vehículos y mercancías por calles, carreteras y caminos; e incluso por la historia. Miro a mi derecha y la mitad de los ediles de derechas procede de la izquierda; miro a mi izquierda y más de la mitad de los ediles de izquierdas venimos de familias de derechas. Así se expresaba hace 25 años (Hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA) el alcalde socialista de Oviedo, Antonio Masip, hijo de Valentín Masip, alcalde también de Oviedo (como todo el mundo sabe), en los años del Movimiento.
Antonio Masip sabe, pues, muy bien de lo que habla y deberían tener en cuenta su testimonio los aguerridos milicianos que, apenas capturados los asesinos de García Lorca, salen ya a la búsqueda y requisa de las últimas escopetas nacionales (El caso es no parar). Que escuchen a Masip, pues las ideas y las escopetas al parecer también circulan y van de un bando a otro. Si no tienen en cuenta estos bandazos, podría ocurrirles que las escopetas que buscan no las encuentren en el bando en que las buscan. Todo fluye, hasta las escopetas, decía Heráclito (que hasta ahí alcanzan mis limitados preconceptos). Panta rhêi. ¿No quiere decir panta escopeta?
Zapatero y Sonsoles (no sé cómo se apellida la señora), con una escopeta en cada bando, son una familia en eso muy representativa de tantas familias españolas. En cambio Rubalcaba, De la Vega, Bermejo, Bono, Pumpido... Una buena cuadrilla de primeras escopetas nacionales pasadas con armas y bagajes al bando ¿republicano? ¡Coleccionistas de escopetas nacionales, a por ellas!
Emblemático el caso de Bermejo, el ministro furtivo de Justicia, hijo del jefe local del Movimiento en Arenas de San Pedro. Bermejo, que también recetaba Lexatin, ése sí que tenía una cabeza bien amueblada, pues además de manejar un arsenal de rifles telescópicos, disponía de una cama redonda en la que cenaban en comandita, limpiándose el morro con el edredón, el Ministro, el juez, la fiscal y el comisario. Una pieza de anticuario con sello de Juanita Banana, aquella cama. Ay, la derechona. ¿Qué sería de España sin esta izquierdina tan fina? Berlanga, no; Buñuel.
Y una pregunta: las escopetas del otro bando (porque dos bandos húbolos), si no eran nacionales, ¿qué eran? ¿Eran rusas? Lo importante, en todo caso, es que ni las estadísticas, ni los datos muevan los esquemas. El respeto del tráfico de ideas podría ser la ruina de los traficantes de prejuicios.
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