La injusticia de la Justicia en Avilés
Quiero recordarles aquella frase famosa dicha por un personaje público: «La justicia es un cachondeo», que por cierto le provocó algún que otro problema.
Yo, por desgracia, acabo de vivir una experiencia que me hace reflexionar sobre tal afirmación.
Llevo 9 años divorciado y 11 separado, durante todo este tiempo mi ex mujer me pone constantemente denuncias por cualquier motivo, denuncias que siempre han sido desestimadas.
Este número incalculable de ellas es debido a que se le concede justicia gratuita, y ¡claro, no tiene que pagar abogado ni procurador! Así es muy apetecible demandar por cualquier motivo que uno considere injusto.
Tenemos una hija en común, a la que adoro y estoy orgulloso y con la que cumplo con todas mis obligaciones, incluso con creces, porque para eso es mi hija.
Recientemente recibí un comunicado del Ministerio de Justicia para darme la oportunidad de alegar si estoy en desacuerdo con el hecho de que mi ex mujer pueda hacer uso de la justicia gratuita.
Yo ante esto fui a organismos oficiales (registros, Seguridad Social, etcétera...) y obtuve la documentación pertinente para justificar que la situación económica de esa persona es incompatible con la gratuidad de los servicios jurídicos.
Se me cita a finales del mes de octubre. Me persono en la causa aportando toda la documentación e «intento» explicar la situación en el escaso tiempo que me permite la jueza.
Seguidamente interroga a mi ex mujer y ésta nombra una herencia minúscula que yo desconocía. Intento dirigirme a la jueza para aclararle que yo me refería a otra herencia, pero con una gran prepotencia me ordenó callar, que mi tiempo había acabado.
Es decir, mi ex no tiene solo una herencia (como yo creía), sino dos, tiene trabajo y además se le concede la justicia gratuita.
¡No aportó ninguna documentación, sólo la citación, y resuelven que sí, que tiene derecho a ese servicio!
Incluso cuando se le preguntó por la dirección de la vivienda heredada no coincidía, ante lo que mi ex dijo que le habrían cambiado el nombre, cosa que la jueza asumió sin ningún tipo de comprobación.
Toda mi documentación aportada, legalmente respaldada por organismos públicos, no se tuvo en cuenta para nada; la jueza se limitó a pasar hoja tras hoja sin leerlas.
Todo esto en un tiempo récord, 7 minutos.
Luego se dice que la justicia está saturada, ¡cómo no! Si se le concede gratuitamente a personas que no tienen derecho.
¡Señores de la Administración, comprueben la situación de las personas a las que se les ofrece servicios que pagamos todos los contribuyentes! Hace años tuve que denunciar que esta persona estaba ocupando una plaza de un piso de acogida cuando tenía medios económicos suficientes y, por supuesto, haciendo uso de una plaza que podría ser ocupada por una persona que realmente lo necesitara; por supuesto debió abandonar la vivienda. ¡Vigilen, hay mucha picaresca con los servicios públicos!
Ahora tan sólo me queda esperar a la siguiente denuncia, y otra, y otra, ¡total... no le cuesta nada...! Yo seguiré pagando abogados y procuradores por causa de «una justicia injusta». Justicia, ¿dónde?
Francisco Caballero Sánchez
Las Vegas
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