La insoportable ligereza del sentido del humor
Tomar el pelo e insultar son cosas bien distintas y hasta, en más de un sentido, opuestas. Insultar está al alcance de cualquiera que no se lo impida la educación. Tal vez por eso hay gente que prefiere que la insulten a que le tomen el pelo (les hace sentirse en pie de igualdad).
Por haber tomado el pelo en esta sección a algunos personajes que se toman muy en serio, me retiran el pasaporte de demócrata, sin decirme cuándo puedo pasar por comisaría para pagar la multa y recuperarlo. Me llaman además, sin circunloquios, tonto, inculto y asqueroso. Tienen que ser muy buena gente (además de demócratas a carta cabal) cuando, por el mismo precio, podrían haberme llamado (y no lo han hecho) hijoputa y cabrón. Pero no les cabrá duda de que, siendo tan progres y demócratas, estarían en su derecho.
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