Divagación micológica
Un año más, el otoño, la penúltima estación del año, está aquí y con él las setas. Como todos los años, de un tiempo a esta parte, los hermosos y silvestres frutos se convertirán en protagonistas en prensa y televisión. Nos anunciarán exposiciones y jornadas gastronómicas por doquier, y serán tema de conversación frecuente durante la temporada otoñal. Es raro el año que no se produce una intoxicación mortal en algún lugar de nuestro país. Esto es lo que resulta, a nuestro parecer, inconcebible, en el momento actual en que vivimos con acceso a tanta fuente de información. Ante esta fatal y triste circunstancia de una muerte, siempre pensamos que el motivo tiene que ser fruto de un gran desconocimiento y un poco de imprudencia. Algo se está haciendo mal para que esto ocurra. Un mundo tan complejo como el de la micología, merece más rigor en su tratamiento. Así podemos ver ciertos programas de televisión donde cocineros famosos te preparan un revuelto de honguitos a los que antes se les quita el tallo por ser algo correoso, libros de gastronomía con recetas que llevan entre sus ingredientes setas tóxicas, conservas vegetales con el contenido distinto de la variedad que te anuncian en el envase. A los informadores de prensa les rogaríamos, si no rigor, al menos mejor documentación sobre el tema, así se podría evitar ver impreso, por ejemplo, lo siguiente en referencia a la Amanita Phalloides : Se trata de una seta sabrosa que se recoge desde finales del verano hasta mitad del otoño, que es muy frecuente en los bosques asturianos y que puede confundirse con la Amanita Caesarina, una de las variedades más exquisitas. Esta etiqueta gastronómica con la que estamos envolviendo las setas, hacen crecer el interés por su degustación y a la vez aumentan su cotización en mercados y restaurantes. Si damos una vuelta por el mercado, veremos puestos de fruta con cajas de setas silvestres, a veces en un estado lamentable, a precios astronómicos. No es de extrañar que, ante este panorama, surjan especuladores que con ánimo de lucro se conviertan en desaprensivos recolectores que esquilman bosques, prados o pinares. Alguien debería poner freno a esta situación, pero lejos de ello vemos cómo las autoridades municipales dan poder a las Juntas Vecinales para que estas gestionen la recolecta. ¿ El daño que se hace, con recogidas masivas y agresivas, es menor por el hecho de pagar una licencia?. Ante la poca cultura medioambiental que tenemos, si no se pone freno a la venta de setas silvestres, en no muchos años, algunas brillaran por su ausencia. Cada año aumentan los aficionados que solo les interesan las setas para comer y suelen expresarse en kilogramos. Hay que educar a los nuevos aficionados en el respeto a la naturaleza. La recolección de setas es un placer que tiene el incentivo de la búsqueda y la sorpresa, a la vez que nos permite caminar de forma saludable por bosques y praderas. Buscar setas es una pasión que cautiva. Descubrir un grupo de Amanita Muscaria en un bosque, es una vista espectacular que no puede dejar de fascinar al que mira. En prados musgosos encontrar, grandes grupos de Hygrophoros con la extensa gama de colores vivos y aspecto viscoso que les caracteriza, despierta el entusiasmo. Son tantas las formas y colores en las que se manifiestan las setas que podemos calificarlas como preciosas joyas de la Madre Naturaleza. Un día de lluvia y niebla ,tuve la suerte de contemplar tres ejemplares de Hygrophorus calyptaeformis, con su sombrero puntiagudo y abierto , color rosa lila y un pie largo y esbelto, blanquecino y perlado de pequeñas gotas de agua, que parecían tres figuras de vidrio. Si contemplar este alarde espectacular me resultó gratuito, cómo no ser agradecidos y respetuosos con la Naturaleza. Salgamos a setas, disfrutemos de los colores del otoño, y cojamos solamente las que vayamos a consumir con la familia y amigos. Futuras generaciones y la Madre Tierra nos lo tendrán en cuenta y lo agradecerán. Para terminar quiero hacer un llamamiento a las Asociaciones Micológicas , Grupos Ecológicos, y Amantes de la Naturaleza en general, para que adviertan a las Autoridades de Medio Ambiente, de que toda la regulación y normas para la recogida de setas silvestres que no partan de la prohibición de su venta, a nuestro parecer, serán contraproducentes a largo plazo. Que no sea res nullius el evitar el daño que se pueda producir.
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