Gracias a los equipos del HUCA y del Hospital Monte Naranco
El día 19 de julio del presente año falleció mi marido, José Manuel Álvarez Rodríguez. La muerte de un ser querido produce un gran dolor en la familia, pero este dolor se hace más llevadero cuando sabes que, en la enfermedad, contó con el apoyo de un gran equipo de profesionales que con su dedicación y cariño le transmitieron confianza y tranquilidad en sus últimos días, haciendo que fueran, dentro de lo posible, lo menos dolorosos para todos.
Él ya lo agradeció en vida; lo estuvo agradeciendo hasta el último día y hasta el último minuto. Lo agradeció con su actitud, con sus palabras (cuando en ocasiones decir «gracias» suponía un gran esfuerzo) y con sus silencios (ni una queja, ni un lamento, ni siquiera un suspiro reparador para «aliviarse»). Ahora nos toca a nosotros (sus familiares) hacer público nuestro más sincero agradecimiento a las muchas personas que han hecho más llevadero el dolor que supone, primero, convivir con la enfermedad de un ser querido y, posteriormente, enfrentarse al fatal desenlace de su fallecimiento.
Gracias a todo el personal (médicos/as, enfermeros/as, auxiliares, personal de apoyo... ) de la planta séptima del Hospital Universitario Central de Asturias (Edificio A, unidad Oncológica) por su trato, tanto profesional como humano. En especial, queremos dar las gracias muy significadamente al doctor don Emilio Esteban González –cuya gran profesionalidad es de sobra conocida– por el ejemplar comportamiento humano que ha tenido, en momentos tan difíciles, no sólo con «su» enfermo, sino también con sus familiares más próximos. La paciente dedicación a su trabajo, la comprensión hacia el enfermo y sus familiares, el cariño en el trato y la confianza que transmite son ciertamente encomiables.
Gracias al Equipo de Cuidados Paliativos Domiciliarios (Cristina, Lorena... ), cuyas visitas fueron un ejemplo de delicadeza, cercanía y amabilidad en el trato. Mientras discreta y eficazmente realizaban su trabajo, más bien parecía que habías recibido la visita de un familiar que «simplemente» ha venido a verte para conversar de manera tranquila, amena y distendida.
Y gracias al Hospital Monte Naranco de Oviedo, donde mi marido pasó sus últimos días; a todo el personal de Cuidados Paliativos, por la profesionalidad y humanidad con que desarrollaron su trabajo.
Mi marido depositó toda su confianza en este equipo de profesionales y por ello no dejó de luchar hasta el último momento, gracias por inspirarle esa confianza.
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