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Rubalcaba, José Andrés y ETA

11 de Noviembre del 2011 - Daniel Vizoso (Gijón)

«Ojala sea la última víctima...». Esta frase fue durante muchos años repetida con recelo e impotencia por familiares y amigos de las víctimas del terrorismo. Hoy, después de cincuenta años de terror, aquéllos que con armas amedrentaron a un pueblo, dejando un saldo de cerca de mil muertos, importándoles muy poco las víctimas... hombres, mujeres, niños... y amparándose en una lucha por la independencia de un pueblo... han decidido abandonar el terrorismo instando a los gobiernos de Francia y España a una negociación. No se han disuelto, no entregan las armas, pero, eso sí, quieren seguir marcándonos la pauta como si fuéramos borregos, antes con las armas, ahora con capuchas.

Curiosamente, han sabido venderse muy bien mediáticamente. Aquí hubo una guerra que ahora quieren cancelar, unos con armas (ellos) otros con manos blancas (nosotros).

A lo largo de tantos años de terrorismo aquéllos que nos representan en las urnas han tratado de negociar con los terroristas sin éxito. La medida adoptada por los terroristas, previo pago político o sin él, es una medida positiva para tratar de erradicar de una vez una lucha armada unilateral que ha causado muchísimo daño a una población indefensa.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han trabajado duro durante todos estos años para detener comandos, pagando con su vida en bastantes ocasiones.

En su ansia de reconquista sangrienta han asesinado a todos los estratos sociales... trabajadores, empresarios, médicos, ingenieros, estudiantes, amas de casa, periodistas, políticos, inmigrantes, fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado... Incluso arrepentidos de su propia casa del terror (perdón, ejército de liberación).

Para los políticos es una victoria de la democracia y una derrota de una minada banda armada (fíjate, hasta la crisis ha llegado a ETA).

El presidente señor Zapatero habla de un triunfo definitivo y sin condiciones. Rubalcaba, perdón, el señor Rubalcaba quería decir, comenta que es un día para celebrar y que ojalá hubiera llegado antes. ¿Antes de qué? De haberles derrotado, o de aceptar sus condiciones. El presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, ya predijo hace meses esta noticia, pero con concesiones. Zapatero-Rubalcaba, tanto monta, monta tanto, van a terminar mandando al paro a Pinocho.

Para las víctimas y sus familias la noticia, aunque agradable para la sociedad, no cerrará sus heridas, máxime cuando aún los asesinos de muchas víctimas no han sido capturados y campan libremente.

La única preocupación de Rubalcaba, perdón, el señor Rubalcaba, es que no han pedido perdón a las víctimas.

A aquellos familiares que han perdido un ser querido, a aquél al que le han destrozado la vida y las ilusiones... les importa un huevo de pato que el criminal que ha disparado la bala o ha pulsado el botón del detonador de la bomba les pida perdón. Lo que desean es que cumplan íntegramente las penas después de ser capturados y no tener que cruzarse con ellos por la calle gracias a una concesión política.

De todas las maneras, la noticia es positiva. El cese de la lucha armada encaminada hacia la paz social es algo que los demócratas llevamos esperando hace mucho tiempo. La sociedad lo necesita, el pueblo vasco, también.

Atrás quedan años de incomprensión para las víctimas, cuando nadie salía a manifestarse después de un atentado, cuando todos callábamos, cuando los funerales y posterior entierro se hacían por la puerta de atrás... «Algo habrá hecho...». «Claro... era guardia civil, o policía, o militar...». Si la víctima era civil, «Será un facha de ésos...». Justificarse siempre es fácil

Perdón para las víctimas, sí. Para todas las víctimas, pues sí. Para sus víctimas, si las ha habido, pues también.

En esta guerra unilateral sólo ha habido un vencedor, y ha sido la banda armada. El resultado bien podía haberse producido años atrás y nos habríamos evitado muchas muertes. El Gobierno ha claudicado, que no nos engañen. Ya están en las instituciones, en los ayuntamientos, controlan nuestros movimientos y reciben dinero público. Es el pago de la libertad y la tolerancia hacia el camino de la paz y la disolución de ETA. Curiosamente, se van a la vez que Gadafi. Nadie les echará de menos.

Por el contrario, siempre hay buenos samaritanos en todas las tragedias. El cocinero asturiano José Andrés se compromete a dar trabajo a los miembros de ETA que pidan perdón. Ya me imagino a Yosu Ternera cocinando el faisán de Rubalcaba, perdón, señor Rubalcaba, y sirviendo la comanda Arnaldo Otegui bandeja en ristre.

Por cierto, José Andrés... ehhh pischa... yo me pregunto: ¿por qué no proporcionas trabajo a través de Twitter, de Facebook, de Google o de jistrogen... a miembros de Al Qaeda que tumbaron las Torres Gemelas en tus ilustrísimos restaurantes americanos y se lo comentas en tu blog, pero no aquí, sino en el país de las barras y las estrellas. Cuéntaselo al John Wayne o al Charly de turno, pero en Minnesota, en Kansas, en Arkansas, en Manhatan o en Colorado... y después nos comentas.

Y es que, como dijo Trillo, bueno, el señor Trillo... ¡Manda huevos!

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