Rubalcaba o el pirómano que quiere ser bombero
Solo con austeridad no se sale de la crisis, dice de entrada Rubalcaba. O sea, que el candidato quiere seguir gastando y va a pedir a la Unión Europea, la señora del frac, que aplace el ajuste dos años. Cómo no se le habrá ocurrido antes a la UE, sabiendo que entraba en campaña Rubalcaba. El Rubalcaba que se burla de Rajoy por hablar de una economía como Dios manda, les pide a los Reyes Magos que se olviden de los recortes durante dos años, que luego Dios dirá.
Sobre esas premisas, tan sólidas que solo requieren la fe del carbonero, se asienta el programa socialista. Volver a lo de antes (a lo de Zapatero sin nombrarlo). Invertir aumentando el gasto. Tirar lo que queda de la casa por la ventana. Es lo que querían oír los sindicatos; no se irán, pues, en bloque con el campamento a IU. Los liberados seguirán sin trabajar. Y los parados sin trabajo. Qué se le va a hacer si no hay soluciones perfectas. Pero para cuentacuentos ya nos habíamos acostumbrado a Solbes.
Finge Rubalcaba que a las grandes fortunas las da por perdidas y las amenaza de boquilla con un impuesto que tuvieron buen cuidado de no aplicarles en 22 años de gobiernos socialistas. Se sobreentiende que el PSOE sigue siendo el partido de los pobres; lo que es verdad de sobra porque pobres los fabrica. Pero no es toda la verdad porque también fabrica el partido socialista nuevos ricos (aunque, eso sí, menos de cinco millones en dos legislaturas).
Rubalcaba garantiza la validez de los matrimonios homosexuales, ante la sospecha de que el PP los quiere no se sabe si anular o disolver. También les garantiza a las yogurinas la píldora del día después, en régimen de autoservicio, sin receta ni autorización paterna ni materna (antes de ZP, se decía sin autorización de los padres con mucha impropiedad, pues no había entonces matrimonios de padres). Dado que las yogurinas no votan ni con autorización, esta liberalidad del candidato es puramente desinteresada; para que se lo pasen bien las niñas.
Ahora el que miente es usted, le espeta a Rajoy. Solo le faltó añadir cuando al que le toca es a mi. También denuncia Rubalcaba muy enfático que la Comunidad de Madrid favorece a los colegios privados de élite (en los que los mandamases del PSOE matriculan a sus retoños). O sea, que Esperanza Aguirre le hace regalitos a José Blanco; pero no nos dice Rubalcaba en qué gasolinera. También habló el candidato de la muerte digna. Para ejemplo la manera como están incinerando a Zapatero.
Grandes fortunas, grandes desafortunados. Esa es la cuestión. Se acabaron las tretas y las picardías. Rubalcaba presiente, aterrado como Macbeth, que el 20N se le vendrá encima el bosque de Birnam. No un bosque de brotes verdes, una selva de cinco millones de parados. Se entiende que cierre los ojos ciento ochenta veces por minuto (Cualquier otro, en su lugar, ni los abriría).
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