El socialismo, ¿qué es?
Por fin, según las encuestas, esta pesadilla socialista se acabará el 20-N. De todas formas, a los socialistas aún les van a quedar más de cien diputados, algo tan increíble que no llego a comprender, pues lo más lógico sería que terminara en un partido residual con no más de 40 o 50 diputados, que serían los votos de sus familiares, amigos y algún que otro subvencionado. ¿Cómo es posible que un partido en el que la corrupción y el paro parecen ser las prioridades de toda esta gente aún llegue a tan alta cota?
Yo viví los últimos gobiernos del socialismo, incluido el anterior presidente don Felipe González, donde si dura una legislatura más, esta España ya no figuraría en los mapas modernos. Eso sí, ahora sale del brazo de Rubalcaba, Dios los cría y ellos... Además, parecen estar asistiendo a unos juegos florales; qué cinismo demuestra toda esta gente, como si no recordáramos las legislaturas de González con sus entramados y traiciones, a los de siempre, a los que vamos con el voto a las urnas.
A mí me convencieron estos días de que tengo que votar, la verdad me da mucha vergüenza hacerlo, pues no me gusta hacer de «extra» de todos estos «personajillos», pero claro, como esta gente tiene lavado el cerebro a media España, no vaya a ser que mi voto en blanco vaya por ahí a cualquier desaprensivo, de los muchos que pululan en esto de la llamada «democracia».
Ahora van a hacer un cara a cara los dos partidos mayoritarios y a continuación pasaremos hasta el día de las elecciones, con aquello de que si ganó Rajoy, que si Rubalcaba, que por cierto parece presentarse como un novel, que viene con nuevas soluciones, qué poco respeto tener que aguantarles un día y otro con esta cantinela. Yo soy ahora mismo Rajoy y suspendo este enfrentamiento verbal, que no sirve para otra cosa que para gastarse medio millón de euros (500.000), que mejor se lo donaban a Cáritas, que por lo que veo y leo es la única que está tratando la crisis con un poco de sentido común, de verdad, con un plato de lentejas que ya necesita mucha gente y dejarse de tantas subvenciones a quien no las necesita, eso para algo tan vital como un plato de lentejas y un bollo de pan.
Tengo pocos conocimientos de macroeconomía, pero en vista de la situación actual hay que empezar a meter la temida tijera, eso sí, los primeros ellos.
Después las autonomías, qué vergüenza, los sindicatos de clase, qué cara, las fundaciones de los partidos, quiero decir, los «chiringuitos», que solo sirven para «chulear» a los de la papeleta del próximo día 20-N.
Y, por favor, no traten de mentalizar a los españoles con otra forma de vida que nunca fue la nuestra, eso que lo vayan a contar por otras latitudes, nosotros, los de siempre, los que estamos contra el aborto, las separaciones matrimoniales, que dejan a los hijos traumatizados de por vida, el desamor... etcétera.
Hace unos días escuché una conversación en tono bastante alto donde una mujer parecía haber cansado de su marido, porque era un... aburrido. Y pedía la separación. No cabe duda alguna de que se dan casos puntuales de maltratos y eso no tiene por qué aguantarlos ni una mujer ni un... hombre, que de todo hay, pero ahora parece que nadie aguanta a nadie, y en esos casos lo mejor sería educarles en lo que significa el matrimonio y sus consecuencias. Además, estamos en unas circunstancias que viene a la medida el viejo refrán de que donde no hay panchón, todos riñen...
En cuanto al ruego del señor Areces de que no den carta blanca a la derecha, vale más no hacer comentarios, pero no me resisto, estos aún no se enteraron de que Lenin y Stalin hace ya años que se murieron, pues estos parece que siguen estancados en los principios del siglo XX. Qué demagogia, con eso de «que paguen los que más tienen»; esos, señor Areces, son los que menos pagan, para eso disponen de asesores, que saben más que todos ustedes juntos.
Para qué voy a pensar más. Ahora tengo cita para el psiquiatra, y tratar de reparar toda esta sinrazón que padece mi mente.
Y que alguien me explique qué es el socialismo, aparte de paro y corrupción.
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