Derroche inapropiado
Quedan diez días para las elecciones. Sólo hace falta dar un paso en la calle para ver el exceso de publicidad partidista: banderolas, carteles, vallas publicitarias, folletos, luminosos, caramelos, rosas, bolígrafos, etc. Hasta se nos llena el buzón de sobres con propaganda de todos los partidos y la televisión pública de anuncios (algunos, por cierto, bastante demagógicos).
Y mi pregunta es: ¿no les parece desmesurada la cantidad de propaganda electoral? Y más todavía en estas elecciones en las que el voto parece más que pronosticado.
Con la gran crisis que está sufriendo el mundo a nivel general, y España a nivel particular, me parece una auténtica vergüenza la cantidad de dinero que se pueden llegar a gastar los partidos políticos en unas elecciones. En los comicios de 2008, PP y PSOE se llegaron a gastar hasta trece millones de euros cada uno para pedir el voto de los ciudadanos. En mi opinión es una auténtica barbaridad, y me parece cínico el haber recortado por todos los sitios en la todavía actual legislatura (sueldos del funcionariado, pensiones, etc.) para al final, derrochar en unas elecciones tal suma de dinero.
Lo mismo digo con el debate entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba que pudimos ver el pasado lunes en más de ocho canales televisivos, que costó más de medio millón de euros, cifra que fue muy criticada en redes sociales como Twitter. Y lo peor es que, seguramente, este debate apenas influya en el voto de los españoles.
Estoy completamente a favor de que los partidos políticos se publiciten, ya que tienen que hacerlo para animar a la gente a votar y ayudarles a elegir a quién nos gobernará durante los siguientes cuatro años. Pero de ahí a gastarse tal suma de dinero hay un abismo. No obstante, podemos sacar una conclusión de todo esto: a los políticos no les importa la situación del país ni de los españoles de a pie que tanto están sufriendo la crisis en todos los ámbitos. Ellos seguirán gastándose el dinero que no tenemos en lo que haga falta con tal de llegar a su meta: ganar las elecciones.
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