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Incendios, El Valledor y Heráclito

16 de Noviembre del 2011 - Eugenio García Rodríguez (Oviedo)

Buena parte de Asturias ha vivido los vientos de hasta 110 kilómetros/hora del fin de semana del 22 y 23 de octubre pasado. A ellos, en el Suroccidente, especialmente en el concejo de Allande, se sumó el fuego como elemento destructivo de bienes particulares y colectivos por la acción desaprensiva de más de un desalmado. Desde principios hasta finales del mes de octubre ha ardido prácticamente el 25 por ciento de la superficie de Allande concentrada en el cordal de Berducedo y en la sierra El Valledor. Si de las 37.000 hectáreas de Allande, más de 14.000 tienen un riesgo alto y otras 8.000 un riesgo grave de propagación del fuego, sin tener en cuenta factores meteorológicos, está claro que en el momento en que éstos se pusieran del lado de los pirómanos, algo como lo acontecido podría suceder. Y ocurrió, aunque se vinieran produciendo incendios desde hacía días, en fin de semana, como en tantas ocasiones.

Cuando en el año 2002, desde Bomberos de Asturias en colaboración con las consejerías de Medio Rural y Medio Ambiente, se pusieron en marcha las brigadas de Investigación de Incendios, uno de los primeros sitios a los que se fue a investigar fue precisamente al cordal de Berducedo, en una zona próxima a San Martín de Valledor, sería seguramente por el incendio provocado, por la importancia forestal y medioambiental de la zona y por la tradición pirómana existente en la misma. Desde entonces hasta hoy la labor de las Bripas ha sido encomiable, pero a pesar de su éxito aún hay unos cuantos delincuentes del fuego sueltos. Particularmente, estoy convencido de que no sólo en El Valledor, en otros muchos sitios de Asturias cuyos núcleos y localidades se repiten por su proximidad a la ubicación de los incendios forestales, sus habitantes, en la mayoría de los casos, conocen perfectamente quién o quiénes son los que prenden y los que un día pueden llegar a poner en peligro su hacienda y sus vidas; el día que se rebelen y decidan hacer una denuncia colectiva acabará la mayoría de los incendios cuya causa se da por desconocida en Allande y en otros sitios.

Si la resolución de los vecinos y de su Ayuntamiento en afrontar las horas difíciles de aquellos días ha sido para alabar, no lo es menos la actuación de los medios de lucha contra incendios, tanto los de la Administración del Principado –Bomberos, empresas y cooperativas forestales de la zona contratadas y dirigidas por los Bomberos, Guardería de Agroganadería y Recursos Autóctonos, Guardería de Medio Ambiente, añadiendo un núcleo central de coordinación en Llanera– como los de la Administración general del Estado en Asturias, concretamente, la base de Tineo y la Guardia Civil.

Resulta chocante entonces escuchar a algún diputado en la Junta criticar la falta de coordinación y la necesidad de la presencia de otros medios, como la UME, que estuvieron en Orense, donde, por cierto, en el mismo período se quemaron el doble de hectáreas que en Asturias. De la UME, aunque ya ha venido varias veces por aquí a aprender en la lucha contra incendios forestales, hay que reconocer que sus recursos móviles tampoco son los más adecuados para operar de este lado de la cordillera. Por otro lado, resulta igualmente chocante leer en los medios de comunicación cómo se hacen propuestas para la recuperación de El Valledor, siendo la primera la más o menos encubierta creación de cuadrillas de prevención y tratamiento de incendios, primando la cercanía y la rapidez de acercamiento a los focos, dejando para la quinta las ayudas a los afectados que se han quedado sin el forraje para el ganado. Bueno es una propuesta que, profundizando en la misma, parece que quiere volver a un sistema de lucha contra incendios forestales abandonado en Asturias a finales del siglo pasado y principios de éste y cuyo ejemplo actual más cercano tenemos en Galicia, esto es, más problemas de gestión de personal y más dudas sobre el origen de los incendios forestales en determinadas zonas según la contratación de las cuadrillas. Por lo que parece, para algunos no es suficiente con las empresas y cooperativas de la zona que estuvieron en los incendios y cuyos trabajadores han dado el do de pecho como el que más, aunque a alguno no le guste determinado tipo de carne. Si las cuadrillas son para la silvicultura, cuidado de los montes y prevención de los incendios no se puede hacer más que apoyar.

El Valledor hace revivir a Heráclito de Éfeso, defensor del fuego como principio del cambio y la renovación. La anunciada asociación de vecinos «Vivir el Valledor» es una buena muestra de ello. Francamente, ojalá que sus intenciones se concreten y tenga una larga vida, por el bien de aquella tierra, lo mismo que las ayudas para los afectados.

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