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«De formación»: la respuesta

18 de Noviembre del 2011 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

El secretario general de la FADE nos comenta, en el artículo «De formación» aparecido en este diario el 13-11-20011, que no es cierto que los aprobados 6,67 millones de euros en «subvenciones» para la formación, sean subvenciones, y se muestra molesto con esta información aparecida el jueves 10 de noviembre. Expone para ello una serie de puntos de vista. Personalmente estimo que los fondos recaudados por el Estado, con independencia de cómo lo sean, lo son para que el Estado ofrezca servicios en todo tipo de materias como puede ser, en este caso, la FP permanente de carácter ocupacional para trabajadores. Tal servicio lo hará el Estado por sus propios medios con sus funcionarios y, si no lo pudiera hacer, entonces cabría la posibilidad de subvencionarlo para ayudar al cliente (los AASS) y así éste se lo procure por su propia cuenta. Una subvención cuyo gasto se deberá justificar.

Se equivoca nuevamente cuando dice: [sic] «A principios de la década de los 90 del siglo pasado sólo existían en España dos subsistemas de formación profesional: el reglado (la FP tradicional) y el ocupacional, dirigido a desempleados. Faltaba por desarrollar la formación continua». Pues lo que no sabe o no quiere decir, es que la FP permanente ya toma carta de naturaleza diferenciada de la FP inicial en el tratado de constitución europea de 1957 (artículos 150 y 149). Y que en realidad no son subsistemas (falacia que es preciso poner en evidencia), sino dos sistemas formativos bien distintos y diferenciados conceptualmente: el sistema de de la FP inicial con los subsistemas de la Educación y de la FP tradicional inicial que acaba con el grado, y el sistema de la FP permanente ocupacional con los subsistemas de la ocupacional propiamente (tanto la de tipo ocupación, como la de tipo específico) y el subsistema de la FP en el puesto de trabajo que acaba con el reconocimiento competencial por la empresa. Este último sistema de FP permanente ocupacional (FP continua en Francia), con sus dos subsistemas, conforma el aprendizaje permanente en alternancia con los puestos de trabajo. Un sistema para el especial aprendizaje en alguna de las múltiples ocupaciones que se pueden llegar a desarrollar de cara a la empleabilidad a todo lo largo de la vida.

En España existe la FP permanente ocupacional desde mediados de los años 60 del siglo pasado cuando se centraba en cursos del tipo ocupación para, con posterioridad en la década de los 70, generalizarse el hecho de formar a técnicos en las propias empresas como promoción profesional de los trabajadores mediante cursos de especialización en tecnologías en rápido desarrollo. En la misma época se construyen los Centros Fijos SEAF-PPO para que los trabajadores de las empresas pudieran asistir a los cursos que considerasen convenientes sin tener que asistir en la misma empresa a los mismos, y así poder realizarlos de forma libre, privada e independiente. Con la apertura de estos Centros Fijos, también hacen su aparición las primeras oficinas de empleo para promocionar la profesionalidad y la empleabilidad de los trabajadores. A estos centros, en busca de esa formación que va más allá de la formación inicial, asisten conjuntamente tanto discentes provenientes de la FP inicial en busca del primer empleo, como empleados activos en las empresas y desempleados. Luego es absolutamente incorrecto que a principios de los 90 del siglo pasado el «subsistema» ocupacional sólo estuviese dedicado a desempleados, ni que a partir de 1992 los AASS desarrollaran la formación continua. Más bien lo que ocurre es que se arrebata por ley a la FP permanente ocupacional su función de formar a los trabajadores con empleo y se promueva la desastrosa consideración de creer que la única diferenciación existente entre estos sistemas formativos son los discentes: jóvenes iniciales, desempleados o empleados. Cuando los contenidos y los conceptos son tan distintos. Con anterioridad, a los funcionarios docentes de la FP permanente ocupacional se les arrebata también por ley el reconocimiento como funcionarios docentes, y aún, con anterioridad, al SEAF-PPO se le cambia el nombre por INEM dejándole sin referencia a la acción formativa y también, curiosamente, dejando de cotizar a la Seguridad Social a través de la Dirección General de Enseñanzas Medias como se venía haciendo. Díganme: ¿por qué esa ansia de exterminio de este sistema público de FP permanente ocupacional y de sus funcionarios docentes? ¿No sería porque si el Estado no hace tal servicio por sus propios medios, tendrían que aparecer las subvenciones a los AASS para que estos se sirvieran a sus gusto e iban a aparecer los fondos estructurales europeos? Ustedes sabrán, pero los hechos son los hechos y los conceptos los conceptos. En España, toda esa subvención para el gasto formativo permanente de los trabajadores durante todos estos últimos treinta años: ¿ha quedado justificada de cara a nuestro desarrollo y competitividad industrial, o hemos quedado bastante atrasados?

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