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«Ojo por ojo... y el mundo se quedará ciego»

24 de Noviembre del 2011 - Miguel Ángel Sáez Risueño (Oviedo)

Esta afirmación de Mahatma Gandhi es, cuanto menos, ilustrativa para hacer referencia al artículo «Carta a Tomasín» que escribió Manuel García Linares; no sin antes expresar que, como artista, persona e incluso en su opinión, merece todo mi respeto. Si bien es cierto, dicha carta y varias opiniones transmitidas a posteriori han sido la gota que ha colmado el vaso para animarme a hacer pública mi reflexión al respecto.

Se ha llegado a comparar a «Tomasín» con San Francisco de Asís, erróneamente en mi opinión, porque no es de esperar que el santo matara a los musulmanes no convertidos al cristianismo, por ejemplo. Y en tal caso, no se entiende tampoco el símil, si se refiere a la vida estrictamente pobre y austera del santo, ya que entonces podría compararse con los niños de las favelas brasileñas o los niños wolof en Senegal.

Incluso, hay quien a raíz del «caso» se avergüenza de su condición de humano. Sin embargo, conviene recordar que en la naturaleza se encuentran ejemplos de agrupaciones jerarquizadas tanto o más complejas que los humanos, por ejemplo, las hormigas o las abejas. Pero es de resaltar que solamente la raza humana es capaz de producir obras de arte. Así pues, el individuo, en tanto que unidad indivisible aplicada al ser humano, se considera persona porque posee una razón, una moral y una cultura inherentes a su raza. De esta forma, Aristóteles define al hombre como un «animal político» (que significa etimológicamente animal social) y, por ende, se entiende que en tiempos ancestrales la raza humana haya tendido a formar grupos para conseguir la supervivencia. En esta dirección Karl Marx dice: «Los hombres empiezan a distinguirse de los animales desde que empiezan sus medios de existencia».

Además, considero desafortunado el hecho de que se ensalce la figura de «Tomasín» como la última especie de ser humano. No pensarían así, probablemente, grandes personalidades de la historia como Nelson Mandela (con su reconciliación pacífica de negros y blancos en Sudáfrica). He aquí un ejemplo de su pensamiento: «Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás». En torno a esta idea se puede elaborar una lista infinita de figuras ilustres donde incluiríamos a Mahatma Gandhi, Bernard Charlot, Paulo Freire, Martin Luther King y Beethoven, entre otros. Todos mostraron su desacuerdo con la realidad que los rodeaba e intentaron cambiarla, bien a través de su actividad política, intelectual o artística, pero siempre de forma pacífica y racionalizada. Es evidente que el instinto es más propio de un animal que del hombre; o debería serlo. Por tanto, parece insultante la comparación de un presunto asesino con genios de la talla de Van Gogh o Goya.

Al hilo del «caso» surgen determinados prejuicios relacionados con la gente que usa mocasines, ordenadores o televisores y se les etiqueta de autómatas. En cambio, si echamos la vista atrás veremos que sociedades anteriores basaron su forma de vida en instrumentos como el fuego y/o los animales domésticos (utilizados como fuente de energía).

Por mi parte, espero que personajes como «Tomasín» no lleguen al espacio televisivo como se ha insinuado, porque lo único que podrían transmitir es un ejemplo de qué no se debe hacer. Por supuesto, sería más beneficioso fomentar la práctica deportiva o de actividades artísticas en el tiempo libre de los jóvenes y no tan jóvenes de nuestra época.

Además, conviene mencionar que en ningún momento mi intención es emitir un juicio sobre el «caso Tomasín», aunque cabe esperar que imperen la justicia y el sentido común (que es el menos común de los sentidos) y que tanta falta hacen en los tiempos que corren.

Supongo que si queda un mínimo de cordura en la sociedad actual no se tomará como ejemplo a personajes de esta calaña, porque confío en que, aun siendo bastante imperfecta la raza humana, la sociedad, a través de la educación fundamentalmente, obtendrá un funcionamiento óptimo.

«No hay camino para la paz; la paz es el camino», Mahatma Gandhi.

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