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Agoniza a la espera de solución la plaza de Pola de Siero

20 de Noviembre del 2011 - Benigno Martínez-Fuego (Siero)

Cuando hemos cumplido ya los dichosos cien días, que es el plazo que todo recién llegado al poder necesita para sentar las bases de su labor antes de empezar a dar señales de vida, es obvio que algunos necesitan más, como el primer edil de Siero, el socialista Guillermo Martínez, no progresan adecuadamente en el período de los cien días y necesitan más tiempo para enterarse de lo que traen entre manos. En estos primeros meses de gobierno su actitud no ha cambiado en nada el dilatado signo del gobierno socialista en Siero, y por las maneras que viene apuntando hasta la fecha nos permite adivinar que su gobierno será un calco de anteriores mandatos, carente de medidas trascendentales encaminadas a solventar los grandes problemas que nos envuelven, como el de la plaza de abastos de la Pola, camino ya hacia una situación que pone en riesgo el contenido, no lo hará el continente luminoso diseño de Sánchez del Río, por ser una obra arquitectónica de la que los polesos nos sentimos muy orgullosos, pero sin un contenido acorde con su prestancia pierde nuestra plaza interés.

La plaza de abastos de Pola de Siero, conocida popularmente como la plaza cubierta, debe su estructura inicial al ingeniero Ildefonso Sánchez del Río; es el edificio más importante, tanto por su calidad arquitectónica, considerada patrimonio arquitectónico, aunque no esté catalogada, como por el significado que para los polesos ha tenido a lo largo de todos estos años. A finales de los ochenta se realizó, durante el mandato del socialista Manuel Villa, una reforma importante en el interior, proyectada por el arquitecto José Manuel Caicoya, remodelación que, pese a ser considerada como una de las mejores realizadas en España, según valoración del Docodomo Ibérico, un organismo formado por arquitectos españoles y portugueses, supuso un rotundo fracaso comercial, el diseño primitivo sufrió variaciones que conllevaron una pérdida de escala y la imposibilidad de disfrutar del espacio interior; los comerciantes sufrieron las consecuencias, muchas personas dejaron de acudir a hacer sus compras y culpan a la reforma del deterioro comercial. Realizada durante la etapa socialista, con el acceso a la Alcaldía de los populares, pronto se baraja la idea de efectuar una nueva reforma interior que devuelva al edificio un aspecto similar al primitivo. Jesús Álvarez Arango es el autor del proyecto de esta nueva reforma de la plaza de abastos, que fue reinaugurada en septiembre de 2010, y como todas las obras que se hacen ya desde el principio se hacen mal, para que luego se contemple la necesidad de acometer modificaciones, modo de gastar una partida de euros en solucionar problemas y defectos de un mal diseño, ahí tenemos como testigo la también plaza polesa del Cabo Noval. Se asemejan, desde que se retiraron las vallas de obra que rodeaban el emblemático edificio, ya se registraron protestas en la urbanización del acceso a la plaza, y es que el arquitecto Jesús Álvarez Arango hizo unos planos ungidos de originalidad, construyó escalones para unificar la cota del interior y el exterior, que es necesario salvar junto a los pasos de peatones, y que sillas de minusválidos y carritos de la compra en algunos sitios se ven obligados a bajar a la calzada, los escalones también obligan a coger y subir el coche del niño, con niño dentro, y el carro de la compra lleno. Y aquí tenemos ya la necesidad urgente de acometer una modificación, el regidor socialista, el por aquel entonces Juan José Corrales, como primera medida coloca dos barandillas de acero, como segunda medida se incorporó una rampa para minusválidos al proyecto del arquitecto redactor de la reforma, lo que supone una inversión de 12.000 euros. Pero el problema no fue resuelto y el nuevo regidor, el también socialista Guillermo Martínez, para responder a una demanda vecinal por las caídas frecuentes que se producen al transitar por este «engendro», colocó otra barandilla en la acera lateral de la plaza, lo que supone una inversión de 6.667 euros.

Lo de la plaza de abastos de la Pola es de juzgado de guardia, cuando parecía que esta remodelación pondría las cosas en su sitio y los comerciantes volverían a las dependencias del inmueble, resulta que estamos peor; en la memoria y en los planos estaban los puestos de módulos del interior, que eran de acero, vidrio y desmontables, pero el socialista Corrales optó por anularlos para meter el dinero en la urbanización de las aceras, y la plaza ahora necesita de otra nueva reforma para implantar los puestos de venta, mejorar y ampliar instalaciones para un mejor funcionamiento y adecuación de la normativa vigente. Los comerciantes de la plaza llevan años luchando para salir de una situación que cada día se dilata más y perjudica claramente sus negocios, y está como está por culpa de una clase política dirigente patética, en líneas generales; las excepciones, y gloriosas, que las hay, confirman la regla.

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