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Sanidad pública asturiana: espera y desespera, lo dice un médico

20 de Noviembre del 2011 - Vicente González de Cangas (Sama de Langreo)

Yo, médico, siguiendo el juramento hipocrático, no puedo continuar engañando a todos los que me comentan que hay listas de espera desmesuradas y retrasos injustificados en las citas en la sanidad pública. Yo, que en este aspecto soy un privilegiado, y puedo acceder a vías de diagnóstico y tratamiento mucho más rápidas y, cuando menos, tan fiables como las que me proporciona la sanidad pública; he de reconocer, aunque se me tilde de hipócrita, el motivo del descontento de la mayoría de estos pacientes y a la vez explico mi hipocresía pagada durante muchos años con mi nómina.

En marzo de 2006 sufrí un infarto cerebral en La Coruña; en cuyo hospital, Juan Canalejo, me practicaron con diligencia las primeras pruebas diagnósticas; y he de reconocer que si no quedé ingresado en ese centro sanitario, fue por obstinación mía. El diagnóstico definitivo, según resonancia del Hospital de Jove de Gijón, al que fui remitido por el servicio de neurología del Hospital Valle del Nalón (en adelante y para resumir, H. Villa) confirmaba el diagnóstico de infarto cerebral, con el añadido de degeneración cerebelosa.

Desde entonces, a parte de las analíticas anuales del centro de salud de Sama y de una EMG (bastante cruenta) que me realizaron en el H. Villa: revisiones periódicas; al principio semestrales y después anuales; en la penúltima revisión, Dios sabe cuando, previo a cualquier exploración, la neuróloga –eso sí, sin ninguna explicación– y sin dirigirme la vista ni prácticamente la palabra se dispuso a cubrir un volante: «Usted, ¿qué es médica o escritora?», le dije; ella me contestó: «Le estoy pidiendo otra EMG», y yo me negué a tal prueba torturante.

La última vez que me ha citado esta doctora fue el 14-3-11, le expliqué –con pelos y señales médicas– que cada vez mi caminar estaba más paralizado, aunque emplease una hora diaria en casa caminando para intentar conseguir una deambulación digna en la calle; pero a pesar de todo, la medicina y yo nos hemos ido desatendiendo y yo he quedado en el baúl de los recuerdos.

Recibí, hace unos días, una carta de citación, referencia NHC: 141332 del H. Villa para el próximo 23-10-12 y con un aviso muy importante: «En caso de no poder acudir a la cita en la fecha indicada nos lo haga saber llamando al teléfono»... RIP, y es que, entre la última revisión y la próxima, si llegase a ella, transcurrirían 19 meses y nueve días.

He de reconocer que tengo en el centro de salud de Sama un lujo de médica de familia (Dra. M.ª Amor Ardura), pero ante la desidia y el abandono hospitalario público, estoy siendo sometido a otras exploraciones en el Centro Médico de Asturias, porque tengo el derecho que desgraciadamente otros muchos pacientes no tienen; y yo, que creo que la medicina se ha de ejercer de la forma más vocacional y altruista posible, pienso que a la casa y causa médica la han talado desde el cerebro a la base. ¿Cómo poder defenderla?

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