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Mi hijo tiene TDA

23 de Noviembre del 2011 - Laura Collado Fernández (Oviedo)

Hola, tengo 31 años y soy madre de un niño con TDA.

Parece que me estoy presentando como si en un programa de desintoxicación estuviera, pero en realidad no es porque quiera salir de algo, sino porque quiero que todo el mundo conozca la realidad de mi hijo y de todos los niños que sufren el mismo trastorno.

Yo, a nivel personal, experiencia en esto no se puede decir que tenga mucha ya que mi hijo tan solo tiene 6 años, pero estos, junto con los 13 años que tiene un familiar cercano diagnosticado también con este trastorno, me han servido para darme cuenta de todo lo que rodea a este problema.

Sé que muchas personas estarán pensando qué será de lo que estoy hablando y otras que tengan algo de idea pensaran que exagero al decir que es un problema, porque hay niños que tienen problemas peores, y no se equivocan, pero lo malo de este problema de salud es que no es visible, y por eso la mayoría de las veces se les etiqueta como niños maleducados, vagos, que se hacen los sordos. Pero no es así.

Mi hijo tiene un diagnóstico desde hace un año, pero hemos estado dos años sospechando que podía ser algo de esto por la experiencia recibida de nuestro familiar, pero queríamos que los educadores nos dieran la voz de alarma, aunque lo único que nos decían era que nunca terminaba las tareas porque no le daba la gana o que era un maleducado porque cuando se le hablaba le entraba por un oído y le salía por otro... y así infinidad de cosas y quejas que nos daban casi todos los días, por no decir las horas que mi hijo se tuvo que quedar sin tiempo libre para jugar porque no le había dado tiempo a terminar las tareas (todo esto en la etapa de Infantil).

Pues bien, por fin, a finales del año pasado, en la entrega de notas de la primera evaluación, su tutora nos dio la voz de alarma y nos dijo que el niño iba muy atrasado en todo, pero que creía que no era porque no quisiera hacer las cosas, sino porque creía que podía tener un pequeño problema. ¡Por fin alguien que se da cuenta!

Bueno, mi actitud desde el primer momento fue un poco contradictoria, ya que era de preocupación por todo lo que debería pasar a partir de ahora, pero, a su vez, de desahogo al saber que por fin alguien había visto que mi hijo no era un vago, sino que no podía hacerlo al mismo ritmo que los demás.

A partir de entonces nos pusimos mi marido y yo manos a la obra y llevamos a nuestro hijo a tres especialistas diferentes pues queríamos tener la mejor valoración posible, y la verdad que los tres coincidieron en que lo que tenía era un TDA (trastorno por déficit de atención sin hiperactividad). Quiero decir de antemano que aunque sólo tiene 6 años ha colaborado igual o más que un adulto y eso es merecedor de que estemos más orgullosos si cabe de él.

Cuando tuvimos el diagnóstico, lo llevamos al colegio con toda nuestra ilusión porque pensábamos que nos iban a ayudar, bueno a nuestro hijo, y que le iban a dar todo el apoyo y la dedicación posible para poder sacarlo adelante, pero no fue así. En la primera reunión que tuve con su tutora lo que me dijo tras yo transmitirle lo que me había dicho el especialista era que ella tenía una carrera que la avalaba en pedagogía y que nadie tenía que decirle cómo hacer su trabajo y que en cuanto a todos esos test que habían hecho a mi hijo a ella no le daban mucha credibilidad. ¿Dónde estaba la maestra que me había dicho que mi hijo podía tener un problema?, ¿por qué ahora no se dejaba asesorar para poder ayudar a un alumno?, ¿es que ahora que ya tenía el diagnóstico le venía muy grande? Esa charla se terminó preguntándome: ¿qué quieres que hagamos a partir de ahora? Yo le contesté: solo quiero que ponga a mi hijo en el primer pupitre, a ser posible lo más cercano a usted, y que todos los viernes nos envíe una valoración de la semana y nos diga en qué podemos ayudarle para que no pierda el curso.

Pues bien, todo eso que allí hablamos se quedó en aquella sala, porque tuvimos que recordarle nuestro propósito en varias ocasiones hasta que lo conseguimos.

Ahora, después de haber leído varios libros al respecto y de estar realizando un curso en la Universidad, me entra una duda que nadie me ha sabido contestar: ¿dónde se les enseña en la carrera de Magisterio cómo actuar en estos casos? ¿Por qué no se dejan asesorar solicitando ayuda a las personas que más entienden de estos temas, sin necesidad de que tengan ningún titulo universitario, sino que la experiencia de tratar a diario con niños con TDAH les avale más que a ningún licenciado por muchas horas de estudio que tengan en su currículum?

En realidad sólo quiero que estos niños no sufran y que tengan todo el apoyo posible, porque por mucho que los padres hagamos con ellos en casa las horas lectivas las pasan en el colegio o instituto y ahí son los maestros y profesores los que deberían demostrar lo que valen de verdad.

A mi parecer un buen maestro no es el que alcanza a explicar a una clase 16 lecciones, sino el que hace posible que los veinte alumnos de la misma entiendan todas las lecciones, incluido ese alumno con dificultades en el aprendizaje.

Ahora mi hijo cursa en otro colegio donde le apoyan al máximo aunque sea el último de la clase en calificaciones y a nosotros también nos dan mucho apoyo.

Y lo más importante es que se le ve feliz, ilusionado y con ganas de superarse cada día un poquito más. Te quiero, hijo.

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