Un gobierno de salvación nacional
Es lo que necesita hoy España, en estos críticos momentos, para tratar de salir de esta crisis económica sin más traumas, sobre todo para la clase trabajadora. Aquí lo hemos dicho en más de una ocasión: Gobierno y oposición tienen que aparcar sus diferencias ideológicas y de partido, pasar del enfrentamiento al entendimiento y formar un pacto a la griega para acabar con todo cuanto nos desune y diferencia políticamente y nos está llevando al caos. No hay otra solución hoy. Todo lo demás es perder el tiempo y un engaño a nosotros mismos. Sí, PSOE y PP están llamados a entenderse. Lo exige el pueblo, el sufrido y angustiado ciudadano, al que no se tiene en cuenta para nada. Solamente para sacarle las perras, que luego unos dilapidan alegremente, otros malversan, derrochan a manos llenas y los más se embolsan con dudosos trapicheos (demostrado está esto último en los juzgados y escándalos que a diario vemos), mientras el currante las pasa canutas para poder llegar a fin de mes, el que lo puede lograr y no ha perdido su trabajo, porque muchos son ya los que tienen el hambre en casa.
La salida de esta crítica situación que vivimos, tanto en el orden político como en el económico, no tiene más que una de estas dos alternativas: elecciones anticipadas, inmediatas o que Zapatero llame a Rajoy, se peguen un abrazo (emulando a Espartero y Maroto, en Vergara) y formen un gobierno de salvación nacional que establezca la paz social y la mejor convivencia de la ciudadanía por encima de toda ideología política. Y llevar a cabo ambos partidos un programa austero y acertado, ejemplar, que inicie cuanto antes el remonte hacia la normalidad y el retorno al trabajo de todo el personal al que la puñetera crisis arrojó al paro y en muchos casos a la miseria.
Si, como parece, en Euskadi PSOE y PP pactarán allí la gobernabilidad, desbancando al nacionalismo separatista, el no hacer lo mismo en el resto de España sería, además de esperpéntico e incongruente, una demostración de que tanto unos como otros no dan la medida ni están capacitados para regir los destinos de este atribulado país, al que todos, gobernantes y gobernados, estamos llevando a la ruina social y política, además ahora de la economía. Nadie se escapa de esta responsabilidad. Nadie, desde la Zarzuela, Gobierno, gobiernos comunitarios, sindicatos, ayuntamientos, oposición y cuantos otros partidos polìticos conforman el marco parlamentario dentro de nuestra vapuleada y mal servida democracia.
De las dos alternativas antes expresadas creo que la más conveniente es la del pacto de gobernabilidad, no sólo en Euskadi sino también en el resto de España. Porque sería de coña y cachondeo, por ejemplo, ver al vehemente Pepiño arremeter furibundo contra Rajoy, y éste, a su vez, tirando con posta contra Zapatero en el Congreso. Y allá arriba, en la Verona vasca, Patxi y Besagoiti, muy amartelados, viviendo el más amoroso idilio político. Que esperamos no termine fatalmente, como el de Romeo y Julieta.
Pacto de gobernabilidad del PSOE y PP. Un deber y una obligación para devolver la paz social, el trabajo y cuanto está destruyendo esta crisis económica que, al alimón con la política, están haciendo de España el culo de Europa.
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