Indignado por no poder votar
Escribo indignado por el tratamiento lesionador de mis derechos de ciudadano español al voto por parte de quienes tienen el deber de tutelar los derechos inalienables de todo ciudadano mandando la documentación necesaria a quienes tenemos derecho de votar por correo.
Soy un ciudadano español, residente en Roma desde hace años, catedrático de Historia en las Universidades Pontificias Urbaniana y Gregoriana, consejero en varios organismos vaticanos amén de otros cargos en el mundo de la cultura que es superfluo añadir y que ciertamente no son los argumentos para basar mi protesta.
Inscrito regularmente en el Consulado español de Roma, así como en el censo correspondiente de Asturias de residentes en el extranjero, he votado aquí en Roma por correo regularmente en todas las elecciones de la democracia desde los años ochenta. Siempre recibí con antelación la documentación correspondiente, así como el certificado de haber llegado mi voto a su destino tras haberlo cursado debidamente. Ahora, inexplicablemente, y tras haber reconfirmado de nuevo los datos precedentes como se nos ha pedido en mayo del corriente año 2011, no he recibido alguna notificación ni la documentación para poder ejercitar mi derecho al voto en todas las elecciones de este año en curso (2011), tanto administrativas regionales como las nacionales del 20 de noviembre. Lo mismo ha sucedido con otros conciudadanos españoles, residentes en Roma, regularmente registrados como yo.
Votar en las elecciones no es un privilegio otorgado por un Estado a unos súbditos ni una concesión benigna a nadie. Es un derecho inalienable de todo ciudadano en un Estado de derecho, como reconoce nuestra Constitución democrática.
Ante una situación repetida en la que se me niega este derecho, y no sabiendo ante cuál instancia hacer llegar esta reclamación de un derecho conculcado, quiero hacer patente mi indignación escribiendo a LA NUEVA ESPAÑA, ya que anteriores reclamaciones han encontrado oídos sordos y silencio oprobioso, seguro de que la voz de uno entre miles de ciudadanos españoles silenciados por no sé qué poder pueda hacerse oír a través de este periódico.
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