Queridos padres

31 de Marzo del 2009 - José Demetrio Pérez Álvarez (Oviedo)

Queridos padres:

Soy uno de tantos trabajadores de la enseñanza pública que secundará la huelga convocada para el 1 de abril. Adivino vuestra extrañeza, pues la propaganda oficial insiste en dos ideas: Asturias es una potencia educativa en el contexto español; el profesorado asturiano no quiere ser evaluado. Intentaré haceros unas aclaraciones desde el modesto punto de vista de alguien que va cada día contento a desempeñar un trabajo, en cuya trascendencia social cree.

Respecto a la primera idea, tengo que hablaros de dos años de desprecio del consejero Riopedre al diálogo con los sindicatos del sector. Dos años en que a espaldas de los trabajadores, las condiciones de trabajo han seguido empeorando a golpe de imposición política: somos el profesorado peor pagado de todas las comunidades autónomas, la relación educativa directa cada vez se ve más entorpecida por la creciente carga laboral burocrática, la atención educativa al alumnado más necesitado es más bien publicidad que recursos en los centros,

Por lo que se refiere a la segunda idea, debo deciros que nuestro trabajo es por definición inseparable del concepto de evaluación. Por un lado, y dado que no trabajamos en una cadena de montaje fabricando tornillos, los docentes estamos evaluando en cada momento la idoneidad de nuestra práctica y modificándola; estas decisiones de mejora quedan plasmadas a lo largo del curso en diferentes documentos oficiales como actas (de sesiones de evaluación; de reuniones de equipos docentes, de departamento didáctico o de ciclo, de coordinaciones pedagógicas,) o memorias de fin de curso, etc. Por otro lado, y en nuestra calidad de empleados públicos que debemos rendir cuentas a la sociedad, estamos sometidos a una evaluación externa: la que realiza el Servicio de Inspección, en cualquier momento y sobre cualquier aspecto relativo al cumplimiento de nuestras funciones.

Ni el profesorado ni los centros han sido consultados sobre la satisfacción de funcionamiento del actual sistema de evaluación: ni la propia Administración lo ha evaluado. La imposición del nuevo modelo en litigio más parece tener que ver con otros objetivos inconfesables: control político y laboral de los profesores (sumisión por el miedo), difusión de la cultura de la competición en una profesión donde es la cooperación lo que asegura el buen resultado final.

Si algo tienen en común las nuevas evaluaciones mercadotécnicas que se pretenden añadir durante estos dos meses a la vida cotidiana de los centros educativos es la falta de transparencia y racionalidad (de sus objetivos y su modo de aplicación), así como su absoluto desprecio a su principal víctima, la comunidad educativa: alumnos, padres, profesores.

Si hubiera habido hasta el día de hoy una preocupación sincera por la calidad educativa, los responsables políticos de la enseñanza pública en Asturias no habrían estado tirando sistemáticamente a la basura los miles de documentos oficiales de evaluación (memorias, informes de Inspección, actas,) en los que se proponían miles de mejoras (más y diversos profesionales en los centros educativos, menos papeleo y más atención al alumno, más estabilidad laboral de los profesores en cada escuela e instituto,).

Queridos padres: ya estamos suficientemente criminalizados por el Gobierno del señor Areces. Vuestro enemigo no somos nosotros. El principal paganini de esta gestión empresarial que se quiere imponer en la escuela son vuestros hijos, nuestros alumnos. La destrucción del profesorado como trabajo público cooperativo con un elevado objetivo social-colectivo es inseparable de la renuncia a conseguir de vuestros hijos una generación de ciudadanos críticos y formados para esta vertiginosa realidad .

José Demetrio Pérez Álvarez, profesor de Secundaria

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