Pakistán gira hacia la alianza continental
EL domingo 27 de noviembre Pakistán entierrÓ a sus 24 soldados muertos, también hay decenas de heridos, en el ataque aéreo de la OTAN que, en otro de sus frecuentes errores, se equivocó de objetivos, un buen argumento para apuntalar el giro inexorable del país musulmán hacia la Alianza Continental que dirigen Rusia y China.
Hace tiempo que Paquistán inició un viaje histórico hacia nuevos lazos regionales y estratégicos. Durante la Guerra Fría, Pakistán fue un aliado muy valioso para EE UU y China, que entonces estaban enfrentados a la URSS, mientras India era socio de los soviéticos. Las grandes potencias se aprovecharon entonces de la hostilidad entre Pakistán e India por la provincia de Cachemira, que había provocado tres guerras. El imperialismo británico, en su retirada, como en otros tantos lugares del mundo, había trazado unas fronteras interesadas que eran un caldo de cultivo para odios y luchas.
Pero el mundo ha cambiado drásticamente y los intereses estratégicos también. Hoy China es el Estado emergente que está llamado a liderar el mundo dentro de muy poco tiempo, su tecnología militar, sin embargo, no ha avanzado al mismo ritmo que su poderío económico, por eso el gigante amarillo mantiene acuerdos mutuamente ventajosos con Rusia en ese campo, especialmente llamativos en la industria aeronáutica, electrónica, de misiles y aeroespacial. China emplea tecnología rusa para llevar astronautas al espacio, en un proyecto a largo plazo que plantea, como paso inmediato, poner una estación en órbita terrestre y, a medio, la conquista de Marte, planeta que denominaremos rojo todavía con mas justificación, pero también la usa para sus sistemas de interceptación de armamento espacial y para sus aviones de combate, por ejemplo, el J-10, que partió de un proyecto inicial israelí, pero que tanto su motor, como su aviónica, como su cohetería, son producto de la colaboración con Rusia. India también se ha incorporado a este ente emergente que hemos bautizado como Alianza Continental, del que también forman parte desde países europeos, como Bielorrusia, hasta otros Estados importantes de Asia Central que formaron parte de la antigua Unión Soviética. A pesar de la creciente importancia de los intercambios comerciales y militares y de los acuerdos regionales y estratégicos entre este rosario de países euroasiáticos, en Occidente, craso error, no se le ha prestado demasiada atención.
Pakistán se está reconciliando con India y haciendo grandes esfuerzos para controlar a los movimientos islámicos radicales que usan el conflicto de Cachemira como excusa para sus ataques terroristas. Si corta definitivamente con la OTAN sería un desastre para EE UU, que en el pasado permitió que se hiciera con un arsenal nuclear a cambio de tener en la zona un aliado incondicional, aunque fuera con un general carnicero, como el dictador Musharraf, al mando. Lejos quedan las fechorías conjuntas ente la CIA, Arabia Saudí y Pakistán para crear, adoctrinar y armar a los talibán, porque ahora, viendo la nueva orientación de Islamabad, no solo pueden peligrar las operaciones logísticas en Afganistán, también, y eso es lo peor para EE UU e Israel, se puede perder un aliado fundamental en la zona para los proyectos del Imperio y del lobby judío de atacar a Irán.
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